La reciente llegada a Santiago de 200 autobuses eléctricos fabricados por la compañía china Yutong ha puesto de relieve un dramático cambio en la relación de China con Latinoamérica.
Funcionarios en Santiago dijeron que el acuerdo con Yutong — el cual hará que la capital de Chile tenga la segunda flota de autobuses eléctricos más grande del mundo, por un precio que no fue divulgado — representa sólo el comienzo de un aumento de la inversión china en Latinoamérica.
Si bien Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, sigue siendo el 'premio' más codiciado, China está cada vez más enfocada en hacer incursiones en la región a través de países como Chile, cuya economía de rápido crecimiento, gobierno estable y recursos naturales como el litio — un componente clave en las baterías que proporcionan energía a todo, desde teléfonos inteligentes hasta automóviles eléctricos — lo convierten en un atractivo objetivo para los esfuerzos de China de expandir su alcance global.
Pero las ambiciones latinoamericanas de China — las cuales se han producido conforme EU se ha retirado de una región que una vez llamó su "patio trasero" — han generado críticas de quienes temen que Beijing esté tratando de expandir su dominio geopolítico, dejando a los países socios con cuantiosas deudas. Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, por ejemplo, se ha quejado de que China está "comprando Brasil".
Hasta hace poco, la inversión de China en Chile era limitada, a pesar de la robusta actividad comercial; Chile es el principal productor de cobre del mundo y China el mayor comprador. Pero en noviembre, Chile se unió a otros seis países de Latinoamérica y el Caribe, incluidos Ecuador, Panamá y Cuba, para firmar un memorándum de entendimiento con China para participar en su Iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), una estrategia de desarrollo dirigida a mejorar la infraestructura y la conectividad con China de los países vecinos.
La administración de Sebastián Piñera, el presidente centroderechista de Chile, también le ha dado prioridad al aumento de la inversión extranjera directa (IED) desde que asumió el cargo el año pasado, promulgando una ley destinada a reducir la burocracia y alentar nuevas inversiones. El resultado, según el gobierno, fue de 8.2 mil millones de dólares en IED en 2018, un aumento del 28 por ciento con respecto al año anterior.
China ha aprovechado la invitación. Tianqi Lithium, una compañía con sede en China, adquirió una participación del 24 por ciento en la minera chilena de litio SQM por 4 mil millones de dólares, la mayor inversión extranjera en el país en 2018. Las empresas chinas también han invertido en los sectores de electricidad, energía renovable, salmón y frutas de Chile durante el pasado año.
China también ha comenzado a competir con EU como proveedor de tecnología. La aplicación china de taxis Didi Chuxing compite directamente con Uber en Brasil y México, y está programada para expandirse a Chile, así como a Perú y a Colombia.
Mientras tanto, los planes para 1.8 mil millones en inversiones de empresas chinas, incluyendo de China Three Gorges Corporation, de State Grid y de Alibaba, duplicarían el monto de las inversiones del país en Chile con respecto al año anterior, antes del acuerdo con Tianqui, declaró Cristián Rodríguez Chiffelle, el director de InvestChile, la agencia estatal de promoción de inversiones.
Sin embargo, el incrementado interés de China en Chile no ha estado libre de controversias. Ese interés en la región ha llevado a los funcionarios estadounidenses a advertirle a Latinoamérica acerca de la naturaleza "depredadora" de China y acerca de las "trampas de deuda" que ha creado en los países en desarrollo.
Los funcionarios chilenos han estudiado los errores cometidos por países profundamente endeudados en Asia como resultado de la BRI, y también han visto más de cerca los problemas experimentados por países como Venezuela, el cual ha tenido dificultades para pagar sus deudas chinas.
Si la inversión china alcanzará las proporciones que numerosos gobiernos de la región anticipan puede depender de factores fuera de su control, como la desaceleración de la economía china.
Pero Jorge Heine, un exembajador de Chile en Beijing, argumentó que el tamaño de la economía china era tal que no habría un gran impacto sobre los flujos de inversión a la región: "Vamos a ver más en lugar de menos inversión china en la región en los años venideros".