La muerte de Emilio Botín fue una sorpresa para Banco Santander – y un raro momento de tranquilidad y estabilidad para el grupo financiero más grande de España.
La grave crisis económica y financiera que arruinó el mercado local de Santander en los últimos años ya terminó. El colapso bancario de España de 2012 ha cedido paso a un optimismo cauteloso. Atrás han quedado, también, aquellos años vertiginosos de la expansión del banco, un período durante el cual el Sr. Botín adquirió e integró bancos minoristas en los mercados alrededor del mundo. El apetito de crecimiento de Santander podría volver en los próximos años – pero pocos ven agujeros en la amplia cartera del grupo que necesiten llenarse inmediatamente.
"No creo que Ana Patricia (Botín) tenga ninguna emergencia que la esté esperando en este momento", dice Antonio Rodríguez-Pina, presidente de Deutsche Bank en España. "Ella asumirá su cargo en un momento en que Santander salió exitosamente de la peor crisis en España y ha logrado mantener una posición de capital sólida. A Santander le va bien en EU y en Brasil, le va mejor en el Reino Unido, y ahora en España comenzará a ganar dinero nuevamente".
Otros señalan que ella heredará un equipo directivo experimentado, y un número de altos ejecutivos – como Javier Marín, el jefe ejecutivo – que son ferozmente leales a la familia Botín. "Si hay problemas en el futuro", dice un banquero basado en Madrid, "éstos no provendrán del lado español (de Santander)".
Los analistas y banqueros predicen que la única área clave en la que la Botín podría romper con el legado de su padre es el gobierno corporativo: "(Emilio) Botín era un líder a quien también le gustaba la microgerencia, era alguien que estaba involucrado en todas las decisiones. No estoy seguro de que ese tipo de gestión se adapte al estilo y a las capacidades de la señora Botín. Veo a Santander pasando de un modelo centrado en una sola persona a un sistema más colectivo, más estructurado", añade el banquero.
"Su control de la empresa no se basaba en su capital, sino en su control de la junta, repleta de personas leales a él. Botín tenía todo un mundo de poderío dentro y fuera de la empresa que no estoy seguro que Ana Patricia pueda heredar", dice.
Un líder de negocios de alto nivel en Madrid dice: "El Banco Santander se manejó como un negocio de familia y eso no continuará. Los accionistas apoyarán a Ana Botín, pero no van a permitir que ella tenga los mismos poderes que su padre. Tienen que cambiar y modernizar la junta, y necesitan que sea más internacional".
La Sra. Botín, quien se unió a la junta de Santander hace más de 25 años, había sido mencionada como sucesora de su padre durante muchos años. Los analistas señalan que ella conoce el banco y sus altos directivos íntimamente, y se considera ampliamente que hizo un trabajo respetable al timón de Santander UK.
Lo que está menos claro es si ella puede, o quiere, duplicar el férreo control de su padre con respecto a la junta, así como con los accionistas clave. Robert Tornabell, profesor de banca internacional en la escuela de negocios Esade, dice: "La familia Botín sólo tiene un 2 por ciento de las acciones (de Santander), pero gracias a las habilidades políticas de Emilio él forjó alianzas y asociaciones, y sedujo a muchos accionistas poderosos".
Sus partidarios argumentan que el estilo de liderazgo de la Sra. Botín se adapta mejor a las prácticas bancarias modernas. "Creo que ella modernizará el gobierno corporativo de Banco Santander. Emilio provenía de una época en la que había menos necesidad de explicaciones públicas. Pero ella es una persona que está familiarizada con la presentación de informes a los accionistas, ofreciendo información durante giras y cosas por el estilo. Al mismo tiempo, ella comprende la importancia de mantener las relaciones institucionales", dice el Sr. Rodríguez-Pina de Deutsche.
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