La agitación en los mercados esta semana no sólo fue un recordatorio de la importancia cada vez mayor de la economía china; también sirvió como testimonio de cómo las computadoras dominan el funcionamiento de las bolsas de valores del mundo occidental.
No importa que el índice Dow Jones haya caído 1,000 puntos en unos cuantos minutos el lunes por la mañana (antes de repuntar posteriormente). Lo más sorprendente fue que el precio de las acciones de empresas estadounidenses establecidas como Apple, Home Base o General Electric cayeron aún más dramáticamente en cuestión de minutos. Mientras tanto, el valor de algunos fondos negociados en bolsa se desplomó más de un 30 por ciento. Esto acaba con la idea de que esos fondos son aburridos.
Aunque puedan transcurrir semanas antes de que los reguladores entiendan por qué ocurrieron las caídas, una de las razones de la oscilación es que los programas informáticos automatizados han cambiado el funcionamiento de los mercados. El uso de programas similares — tales como las estrategias de negociación de alta frecuencia — se ha expandido tan rápidamente que la Comisión de Bolsa y Valores estima que, en la actualidad, representan más de la mitad de todas las operaciones bursátiles de EU, y una gran parte de las de otros mercados de activos.
Las transacciones se están ejecutando a increíbles velocidades y en grandes volúmenes. Pero existe otra implicación que a menudo se subestima: estas máquinas están programadas para enlazar numerosos segmentos del mercado, lo cual resulta en estrategias comerciales. Así es que, cuando los programas informáticos no pueden comprar o vender activos en un segmento del mercado, pasan rápidamente a otro en busca de liquidez.
Debido a que sus algoritmos son a menudo similares (o creados por científicos especializados en la informática con la misma formación) este patrón tiende a crear un efecto de "rebaño". Si se daña un circuito en un segmento del mercado, esto puede afectar el sistema más rápidamente de lo que la mente humana puede procesar. Éste es un mundo propenso a las 'estampidas' informáticas.
Algunos financistas insisten en que esto no es importante. La historia financiera demuestra ampliamente que el pánico de venta a menudo también ocurre entre los seres humanos (el mercado de valores de EU perdió casi el 90 por ciento de su valor durante los tres años posteriores a la crisis de 1929). La buena noticia acerca de las 'estampidas' informáticas del siglo XXI es que, aunque son violentas, tienden a ser efímeras. Para el martes los extremos cambios de los precios observados el lunes habían casi desaparecido; otros brotes similares de volatilidad recientes en los mercados de bonos también se desvanecieron con bastante rapidez.
Pero la mala noticia es que, cuando ocurren estas 'estampidas' informáticas, las compañías de menor envergadura y los inversores minoristas tienden a sufrir las mayores consecuencias. Todavía no sabemos exactamente quién perdió y quién ganó más esta semana. Pero Douglas Cifu, director de Virtu, la mayor firma de operadores bursátiles de alta frecuencia en el mundo, ha revelado que el lunes fue uno de los días más lucrativos que su firma jamás haya visto; otros operadores de alta frecuencia han declarado lo mismo. En cambio, muchos de los inversionistas que estaban tratando de vender fondos negociables a precios en desplome a través de sus corredores el lunes eran casi seguramente inversores minoristas.
No es de extrañar que Jim Cramer, el presentador de televisión en CNBC que es popular entre los inversionistas individuales, presentó su programa el lunes bajo el título de "Ira contra la máquina "; ni es de extrañar tampoco que el crítico libro de Michael Lewis sobre los operadores de alta frecuencia fuera un éxito de ventas el año pasado. Para muchos inversionistas occidentales, los eventos de esta semana mostraron que existe una enorme desigualdad en los mercados modernos.
No existen soluciones fáciles. En el pasado, los bancos 'calmaban' los flujos de transacciones al actuar como creadores de mercado. Pero ellos se han retirado parcialmente de ejercer ese papel debido a la presión reguladora. Y nadie parece dispuesto a expulsar del mercado a los programas de transacciones bursátiles, ya que en tiempos normales parecen proporcionar la liquidez que los bancos ya no ofrecen. Sin los operadores de alta frecuencia probablemente sería más costoso para los inversores de cualquier calibre llevar a cabo transacciones.
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