A los brasileños les gusta decir que su país nunca ha padecido de guerras, terrorismo, terremotos o huracanes. De hecho, piensan que su nación es tan relajada que incluso la naturaleza imita su actitud pacifista.
Pero esta relajada actitud hacia las amenazas externas ha alarmado a altos funcionarios, los cuales están preocupados de que los Juegos Olímpicos 2016 podrían no sólo atraer a los mayores atletas del mundo a Río de Janeiro sino a los mayores terroristas también.
"La gente realmente no está consciente porque nunca hemos sufrido un ataque terrorista en Brasil", dijo el Almirante Ademir Sobrinho, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas en Brasil. "Por eso, estamos capacitando a nuestros ciudadanos para que puedan detectar actividades sospechosas".
A sólo un mes de la inauguración del evento, Brasil está enfrentando obstáculos que abarcan desde una crisis financiera que ha afectado el gobierno del estado de Río y la propagación del virus del Zika, hasta obras inconclusas de infraestructura, como una importante línea de metro.
El terrorismo seguramente es la amenaza de seguridad más importante planteada por los juegos. La geografía caótica de la ciudad —en la que barrios pobres conocidos como favelas se encuentran agrupados en la cima de las colinas ubicadas sobre los vecindarios de clase media— aumenta la complejidad del problema.
"Es evidente que cualquier país que sea anfitrión de las Olimpiadas, sólo tomando en cuenta la historia del evento, podría transformarse en un blanco para terroristas", aseveró Arthur Maia, un miembro del Congreso y autor de la primera ley contra el terrorismo de Brasil, que fue aprobada este año. Afirmó que, aunque las agencias de información no habían indicado la existencia de una amenaza específica durante la elaboración de la ley, la policía federal considera que la frontera anárquica con Paraguay y Argentina era un refugio para individuos involucrados en el financiamiento del terrorismo.
ABIN, la agencia de información brasileña, aseveró que no hay indicaciones de amenazas específicas en contra del país.
Pero advirtió recientemente que algunos militantes del Estado Islámico estaban intentando reclutar a ciudadanos brasileños, estableciendo contacto en portugués a través de Telegram, una aplicación de mensajería.
LLEGADA DE TURISTAS
El país espera recibir hasta 700 mil turistas de 209 países en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, además de 12 mil atletas y 30 mil periodistas. Cerca de 200 mil turistas y centenares de los atletas vendrán de EU. Las autoridades consideran que este grupo sería el principal objetivo de los terroristas.
Para protegerlos, las fuerzas armadas utilizarán a 38 mil tropas mientras que la policía y otras fuerzas paramilitares colaborarán con decenas de miles de agentes adicionales, dijo Sobrinho.
Rechazó cualquier sugerencia de que la precaria situación financiera de Río podría afectar la seguridad. "No hay que olvidar que éste es el sexto o séptimo evento de este nivel que hemos tenido en Río", dijo el Almirante, refiriéndose a la Copa Mundial en 2014 y la Copa Confederaciones en 2013, entre otros.
Pero los ataques de un solo individuo —como el atentado en Orlando— siguen siendo una de las mayores amenazas, aseveró, creando la necesidad de enseñarles a todos los ciudadanos cómo reconocer a un terrorista.
"Estamos trabajando con taxistas y empleados de hoteles, bares, restaurantes, centros comerciales, aeropuertos y estaciones de autobús para que todos puedan reconocer el riesgo y nos puedan dar información al respecto".
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Financial Times