Cuando el presidente estadounidense Barack Obama se reúna con Xi Jinping y otros líderes de la cuenca del Pacífico en Perú este fin de semana, es probable que sienta que le está entregando al líder chino las llaves de la economía global.
Durante años, los esfuerzos del Sr. Obama para establecer firmemente el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) — un pacto comercial con Japón y otros 10 países que, en conjunto, representan el 40 por ciento de la economía mundial — han dominado las discusiones en reuniones como la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) de este fin de semana. A través del TPP, así como de propuestos acuerdos con la Unión Europea (UE) y de otros acuerdos que excluían a China, su administración presionó para erigir un círculo estratégico de alianzas comerciales con el fin de contener el ascenso de Beijing.
Pero la victoria presidencial de Donald Trump — aunada a la retórica anticomercio de una campaña dirigida a los insatisfechos votantes de la clase obrera en los estados de "El Cinturón del Óxido" (un área geográfica estadounidense anteriormente conocida por su poderoso sector industrial) — ha conducido a su fin. China no está perdiendo tiempo en arrebatarle a EU el papel de defensor líder de la integración económica en la región de Asia-Pacífico.
En lugar del TPP de Obama, el enfoque de los 21 países miembros de la APEC en Lima —que incluye a Chile, México, Perú, Canadá y EU — serán las ambiciones del Sr. Xi de crear un Área de Libre Comercio del Asia Pacífico (FTAAP, por su siglas en inglés) todavía mayor. También se discutirá otro tratado comercial respaldado por China que ha sido uno de los rivales del TPP.
En el centro de los argumentos del líder chino se encuentra una nueva realidad para los países que buscan fortalecer los lazos económicos en la región de más rápido crecimiento del mundo. "No se puede vencer algo con nada y los chinos están ofreciendo algo", declaró Adam Posen, director del Peterson Institute for International Economics con sede en Washington.
El FTAAP propuesto por China — que se extendería desde Latinoamérica hasta Indochina y que incluye a EU — aún se encuentra en sus comienzos. Los líderes y ministros reunidos en Lima verán un estudio iniciado por China sobre cómo pudiera llevarse a cabo.
Durante años, la esperanza de EU fue poder adelantarse a China al ofrecer el TPP como el principal componente de un FTAAP. Los 12 miembros del TPP son miembros de la APEC.
Pero China está proponiendo otro rival al TPP que está más cerca de completarse: la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, por sus siglas en inglés). Lanzada en 2013 por los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) en un intento por fusionar los acuerdos comerciales del grupo con China, India, Japón y otros países, actualmente es un proyecto liderado por Beijing. Es importante destacar que también excluye a EU.
Aunque la RCEP incluye a siete de los 12 países del TPP, expertos en Washington y en otros países lo consideran un anticuado acuerdo que sólo logrará una modesta reducción de aranceles y de barreras comerciales. A diferencia del TPP, no contiene ambiciosas normas que abarquen aspectos como la conducta de las empresas estatales o los flujos de datos transfronterizos.
Pero con la elección de Trump, "los países se han dado cuenta muy rápidamente de que la RCEP es el único acuerdo comercial importante de Asia sobre la mesa", comentó Joshua Meltzer, un exdiplomático australiano que actualmente se encuentra en la Brookings Institution de Washington.
No todo el mundo está dispuesto a renunciar al TPP. Japón, Nueva Zelanda y otros países se han estado movilizando hacia la ratificación del acuerdo, el cual no puede entrar en vigor sin la aprobación estadounidense. Al margen de la cumbre de la APEC, algunos líderes discutirán la conclusión del acuerdo sin EU.
Después de una reunión con el primer ministro japonés Shinzo Abe esta semana, el primer ministro de Malasia Najib Razak declaró a los periodistas que esperaba "que la importancia estratégica del TPP sea reconocida por la nueva administración estadounidense" y que Trump a la larga se suscriba al acuerdo.
Pero pocos creen que habrá un cambio de opinión. Un alto funcionario de uno de los países incluidos en el TPP comentó: "Es muy difícil decir que existirá el mismo nivel de confianza en EU después de esto".
Las consecuencias del inminente cambio de rumbo en la política comercial de EU son aún más extensas.
La elección de Trump es un mal presagio para un acuerdo entre la UE y EU — el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés) — que ya enfrenta dificultades políticas en Europa. También es probable que acabe con las negociaciones para liberalizar el comercio mundial de servicios y bienes ambientales.
"El mundo necesita el liderazgo estadounidense. Sin un TPP o un TTIP . . . no parece que las democracias occidentales sean capaces de alcanzar acuerdos comerciales", declaró Dan Ikenson, director de investigación comercial del libertario Cato Institute.
Incluso si eso deja un vacío para que China lo llene, los partidarios de Trump no parecen molestos.
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Financial Times