En Singapore Airlines, uno puede estirarse en una cama en pijamas diseñadas por Givenchy, la casa de moda francesa. Su rival, Air France, piensa que su muestra de arte interactiva de tesoros nacionales funcionará como otro tipo de señuelo.
En Emirates, uno puede tener su propio bar personal –y tomar una ducha en vuelo. Mientras tanto, en el A380 de Airbus, el avión más grande de pasajeros del mundo, es posible abordar directamente a la parte superior de sus dos cubiertas, evitando incluso un atisbo de la plebe en la cubierta de abajo.
Éstos son sólo algunos ejemplos de los "extras" que las compañías aéreas y los fabricantes de aviones están ofreciendo en su búsqueda para tentar de nuevo a los esquivos pasajeros de primera clase y clase de negocios.
Según la IATA, el organismo de comercio mundial de la industria aérea, el volumen de los viajeros premium –aquellos que viajan en primera clase o clase de negocios– ha caído de 9.5 por ciento del total de pasajeros antes de la crisis financiera de 2007 a poco más de 8 por ciento.
La variedad de los toques extras que se ofrecen, sin embargo, casi suenan a desesperación.
Si uno viaja en primera clase con British Airways, las azafatas de vuelo le esponjarán la almohada y le proporcionarán una copa antes de que se cambie a su pijama para dormir.
Dichas atenciones ayudan a apuntalar la cantidad adicional que aquellos preocupados por el estatus pagan por sus boletos. Por ejemplo, los pasajeros de primera clase de BA que vuelen desde Londres a Nueva York el próximo mes podrían pagar 3 mil libras (5 mil 47 dólares) por un boleto de ida y vuelta, frente a casi 2 mil libras (3 mil 364 dólares) en clase de negocios y mil libras (mil 682 dólares) en la clase premium economy.
American Airlines dice que trata de ayudar a que sus pasajeros estén "a gusto y conectados", ofreciendo "comodidades y características que disfrutan en otras partes de sus vidas". Éstas incluyen una máquina de capuchino y sanitarios que tienen "acabados de madera, azulejos, bañeras y lavamanos de porcelana".
En Singapore Airlines, los clientes de primera clase y de clase de negocios pueden "reservar al cocinero" y ordenar su langosta termidor antes de embarcar. Si uno piensa en dormir en lugar de comer, ofrecen suites de primera clase en las que las camas han sido "cosidas a mano por maestros artesanos italianos de Poltrona Frau, los diseñadores de automóviles de alta gama". Asimismo los pijamas, el edredón y los cojines son diseñados por Givenchy. Para las parejas, las dos suites del medio en la cabina de primera clase se pueden combinar en una sola, con una cama doble. Y antes de cualquier incursión potencial al club "mile-high", los pasajeros pueden refrescarse usando un neceser con productos de Salvatore Ferragamo.
Air France ha estado renovando sus ofertas de primera clase y clase de negocios, firmando este año un acuerdo con la compañía de jets privados Wijet para transportar a los pasajeros de primera clase entre París Charles de Gaulle y cualquier aeropuerto europeo.
Otras compañías han estado tratando de hacer más lujosa la experiencia de ir y venir al avión. Delta Air Lines en EU sorprende a algunos de sus clientes de élite con traslados hacia el avión en un Porsche.
Las opciones de entretenimiento que las compañías aéreas ofrecen a sus pasajeros de primera clase varían según la aerolínea.
Los nuevos aviones "supersize" A380 de Air France tienen una galería en la planta alta con tres pantallas de 38cm que muestran el arte del museo de Louvre, del Palazzo Grassi en Venecia y el MoMA de Nueva York. Korean Air ofrece una tienda libre de impuestos. Emirates ofrece no sólo un enorme bar en forma de herradura en sus aviones A380, sino que cada pasajero tiene también su propio minibar al lado de su asiento.
Lo preocupante para las compañías aéreas, sin embargo, es si todos estos aditamentos en verdad pueden cambiar la decisión de los pasajeros al elegir con que aerolínea volar.
Chris Tarry, consultor de aviación, sugiere que los pasajeros premium se preocupan principalmente por lo que ocurre en la tierra y no en el aire.
"Si usted es un pasajero premium que viaja regularmente, cada vez el factor más importante es lograr atravesar el aeropuerto rápidamente y sin contratiempos", sostiene.
"Estando en el aeropuerto, estos pasajeros no quieren contratiempos ni guardar cola."
Dos colaboradores habituales del Financial Times coinciden en que los detalles adicionales no son lo más importante.
Tyler Brûlé, viajero frecuente extraordinario y editor principal de la revista Monocle, generalmente vuela en primera clase durante los recorridos largos por la privacidad y el espacio adicional. Pero, sostiene, los "extras" no influyen en su elección de la aerolínea, sino la calidad del asiento, el servicio y la limpieza.
"Quiero una almohada de buena calidad, sábanas frescas, amplios baños y tripulantes de cabina que estén atentos y no estén charlando en la cocina a todo volumen con las luces encendidas. Éstos son los elementos básicos, pero pocas aerolíneas los realizan adecuadamente".
La Sra. Moneypenny, quien dirige una empresa de búsqueda de ejecutivos además de escribir para el FT, normalmente vuela en clase de negocios.
"Lo que realmente importa es lo que pasa en la tierra, no en el aire –como no hacer cola en el check-in o en seguridad y poder viajar con equipaje adicional," dice.
"Pero uno puede conseguir todos estos beneficios al ser miembro de un club de lealtad de aerolíneas si vuela lo suficiente, y ni siquiera necesitas viajar en clase de negocios", añade.
Tal vez todo el esponjar de almohadas es un esfuerzo inútil.
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