Financial Times

El grito desesperado de Trump por estar atrapado en un 'mundo' de autos y aranceles

El momento unipolar de EU pasó tan rápidamente como apareció al final de la Guerra Fría.

Lo más difícil para un poder hegemónico es ver su dominancia decaer. El enfurecido unilateralismo del presidente Donald Trump, ya sea manifestado en su guerra comercial contra China o en las sanciones contra Cuba, está supuesto a ser una prueba de poder. Otra forma de comprender las beligerantes tormentas de tuits del presidente es considerarlas un grito de dolor por un pasado mitologizado.

La truculencia de la política exterior de Trump pretende comunicar que EU puede hacer lo que le plazca. Las naciones 'menores' tal vez sientan la necesidad de someterse a una panoplia de reglas internacionales. Pero EU puede ser independiente, libre de los enredos multilaterales y de las costosas alianzas que estableció después del final de la Segunda Guerra Mundial.

Los paralelos con el Reino Unido están necesariamente lejos de ser exactos. EU continúa siendo la preeminente potencia global, económica, tecnológica y militarmente. El lugar del dólar como moneda de reserva mundial le proporciona una capacidad única para aplicar coerción económica. Rusia es una potencia en descenso. El plan de China para dominar Eurasia es un proyecto que tomará décadas.

Washington aún no ha logrado el cambio psicológico. La respuesta de Trump no carece de una burda lógica. Las décadas de la posguerra fueron testigos de una extraordinaria alineación del interés nacional estadounidense con un sistema internacional basado en reglas. Al diseñar y construir las instituciones de un orden global liberal, EU promovió su propia prosperidad y seguridad. El adagio de que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors y viceversa era esencialmente cierto. Cuando EU garantizó la paz en Europa, en Asia oriental y en el Medio Oriente, lo hizo en beneficio propio.

Ésta es la era a la que Trump se está remontando. La pista es la palabra "recuperar" en el lema de "recuperar la grandeza de EU". El presidente está atrapado en un mundo donde el poder económico en realidad se medía con las ventas de automóviles; en donde el comercio tenía esencialmente que ver con los aranceles.

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