El presidente Enrique Peña Nieto, una nueva fuerza izquierdista, el partido Verde y un ranchero sin pelos en la lengua en un sombrero de vaquero se adjudicaron la victoria en las elecciones intermedias, cuando una alta participación electoral envió un claro mensaje de descontento.
A pesar de ser el presidente menos popular en 20 años, acosado por escándalos de corrupción, una economía lenta, narcoviolencia e inquietud social, Peña Nieto salió fortalecido: un boicoteo electoral, que algunos manifestantes habían pedido, no sucedió y sus dos rivales de partidos tradicionales no supieron aprovechar su impopularidad.
Su gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en condiciones para comandar una reducida mayoría en la cámara baja del Congreso con sus aliados, el Partido Verde y la Nueva Alianza.
"La victoria del PRI aliviará la presión sobre el gobierno para hacer cambios significativos que alivien el descontento social", dijo en una nota Daniel Kerner, analista en la consultoría Eurasia.
La elección también le otorgó una victoria a Andrés Manuel López Obrador, quien tratará de buscar su suerte por tercera vez en las próximas elecciones presidenciales en 2018.
En su primera salida electoral, su nuevo partido, Morena, le dio al principal partido de izquierda, de la Revolución Democrática (PRD) – del cual se han ido muchos de sus miembros – una competencia difícil y una severa paliza en muchos distritos de la capital.
Lo que subrayó la elección fue que si la fragmentada izquierda mexicana fuera capaz de unirse, podría igualar el apoyo del PRI y sobrepasar al Partido Acción Nacional (PAN). Eso, sin embargo, queda por verse.
Junto con el PRD, el PAN resultó ser uno de los mayores perdedores en un día en que la participación electoral, más del 47 por ciento, fue más alta de lo esperado.
"Ninguno de los dos partidos fue capaz de encauzar el descontento con la administración y algunas políticas muy impopulares, como la reforma fiscal de 2013", dijo Kerner.
"Esto fue cuestión de votos protesta", dijo Jesús Silva Herzog, profesor en la escuela de gobierno del Tecnológico de Monterrey. "En Sonora, el PRI le quitó el estado al PAN; en Guerrero, el PRI al PRD; en Querétaro, el PAN al PRI; y en Michoacán, el PRD al PRI", dijo.
Los mexicanos eligieron nueve gobernadores estatales, todos los 500 miembros de la Cámara de Diputados y muchos alcaldes y otros oficiales en un voto que Peña Nieto admitió fue una prueba de su administración de dos años y medio.
El gobierno luchó en los últimos meses por salir de "la incredulidad y la desconfianza" de una serie de escándalos de conflicto de intereses y el horror del presumido asesinato de 43 estudiantes con la aparente connivencia de una policía corrupta.
Peña Nieto ha luchado con la narcoviolencia y las protestas sociales, incluso por maestros disidentes contra la reforma de la educación. Ahora sale fortalecido.
"En un momento en que tantas cosas parecen andar mal, el PRI recibió un voto de confianza – no contundente, pero sigue siendo el partido más popular", dijo Duncan Wood, director del Mexico Institute en el centro de estudios Wilson Center.
El PRI consiguió un 29.10 por ciento del voto, tres puntos de porcentaje menos que en las últimas elecciones, en 2012, que fueron presidenciales. El PAN ganó 20.89 por ciento, una caída de cinco puntos de porcentaje en comparación con el 2012, el PRD recibió un 10.83 por ciento, casi ocho puntos menos que la última vez, y Morena obtuvo 8.37 por ciento.
Los Verdes también se deben felicitar: a pesar de numerosas multas y la aparente burla en los medios sociales de una prohibición de campaña preelectoral, recibieron su mejor resultado, con 7.06 por ciento. Varios otros partidos compartieron el resto del voto.
La sensación electoral fue el ranchero famoso por su franqueza Jaime "El Bronco" Rodríguez Calderón, antiguo político priista convertido en independiente.
Obtuvo más que el PRI y el PAN juntos para derrocar al PAN y saltar a la victoria en el estado norteño de Nuevo León, el corazón industrial del país y sede de muchas de sus principales empresas, convirtiéndose en el primer gobernador estatal independiente de México.
Inevitablemente, se va a pensar en las elecciones del 2018, en la cual Peña Nieto no puede postularse porque habrá servido su mandato único permitido. En medio del desencanto con los partidos, todas las miradas se van a dirigir a como le irá a Rodríguez y si él, u otros candidatos independientes, pudieran ser contendientes.
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