El miércoles ExxonMobil expresó su apoyo por las "medidas serias" contra el cambio climático, incluyendo un impuesto sobre las emisiones de carbono, días después de que el grupo petrolero estadounidense lanzara un contraataque contra acusaciones de que ha engañado a los inversionistas sobre los riesgos del calentamiento global.
Rex Tillerson, el director ejecutivo, dijo que Exxon respaldaba el esfuerzo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y que ponerles precio a las emisiones de carbono era la mejor manera de lograrlo.
No fue la primera vez que Tillerson ha hecho tales observaciones, pero su énfasis en la política climática durante un discurso pronunciado en Londres resaltó los intentos de Exxon de limpiar su reputación de rezagado de la industria en cuestiones ecológicas.
Exxon está bajo investigación en Nueva York por sospechas de que violó las leyes bursátiles estadounidenses al retener información sobre los riesgos que supone para su negocio el cambio climático. El lunes, Exxon pidió a un tribunal federal en Texas que bloqueara las citaciones emitidas por el procurador general de Nueva York solicitando documentos relacionados con la investigación.
Tillerson no hizo ningún comentario sobre el caso durante su discurso en la conferencia "Oil & Money" (Petróleo & Dinero) en Londres, pero destacó el compromiso de Exxon de ayudar a encontrar un equilibrio entre satisfacer la creciente demanda mundial de energía y reducir las emisiones.
"Compartimos la opinión de que los riesgos del cambio climático son reales y requieren una acción seria", dijo, agregando que Exxon ha apoyado desde hace mucho tiempo un impuesto sobre el carbono en lugar de la actual "mezcolanza" de normas en todo el mundo.
Dijo que Exxon había venido aplicando un precio interno al carbono de hasta 80 dólares por tonelada, reflejando el posible costo futuro de la regulación climática, al tomar decisiones de inversión durante los últimos 10 años.
Los comentarios de Tillerson parecieron indicar un intento de reducir la brecha percibida entre Exxon y sus homólogos europeos, como Royal Dutch Shell y BP, los cuales generalmente han sido más explícitos en su apoyo a los impuestos sobre el carbono.
Chevron, el otro gran grupo petrolero estadounidense, aún permanece escéptico sobre la política climática. John Watson, director ejecutivo del grupo, ya ha expresado previamente su oposición a la tarificación de carbono.
Las compañías de petróleo y gas están enfrentando un creciente escrutinio de su enfoque ante el cambio climático en un momento de acelerados esfuerzos internacionales para frenar las emisiones combinados con los avances en tecnología ecológica.
Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, advirtió el mes pasado que los inversionistas enfrentan pérdidas "potencialmente enormes" resultantes de las medidas contra el cambio climático que imposibilitarían el uso de las vastas reservas de petróleo, carbón y gas.
Tillerson y varios altos ejecutivos petroleros dijeron en la conferencia de Londres esta semana que los combustibles fósiles serían necesarios durante las próximas décadas para cubrir las necesidades energéticas de la creciente población mundial.
Pero todos ellos, en distintos grados, reconocieron la transición gradual hacia formas alternativas de energía, conforme promueven el gas natural como una alternativa que produce menos carbono que el carbón.
Eldar Saetre, jefe ejecutivo de Statoil, dijo que la demanda mundial de petróleo podría alcanzar su mayor nivel en la década de 2020 conforme los vehículos eléctricos comiencen a sustituir a aquellos que utilizan petróleo.
"Entonces tendremos una contracción de la industria petrolera", agregó. "Queremos ser parte (de la renovación de la industria energética). No queremos verla desde el exterior".
Los críticos de las grandes compañías petroleras afirman que la retórica ecológica de los ejecutivos precede ampliamente sus acciones.
Pero existen indicios de que algunas compañías empiezan a invertir más capital en las energías alternativas.
Por ejemplo, la francesa Total acordó en mayo comprar un fabricante de baterías llamado Saft por casi mil millones de euros.
Sólo alrededor del 5 por ciento de los activos de Total están en tecnología de bajas emisiones de carbono hasta el momento, pero Patrick Pouyanné, director ejecutivo de Total, espera que esa cifra crezca a largo plazo. "Queremos seguir siendo una compañía de petróleo y gas, pero... tenemos la responsabilidad social de prepararnos para el futuro", dijo.
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Financial Times