El gobernador del banco central de México, Agustín Carstens, espera que el país pueda mantener un crecimiento del 2.4 al 2.5 por ciento para este año 2016, a pesar de las dificultades económicas y las consecuencias del Brexit.
Igualar el crecimiento del 2.5 por ciento que se logró el año pasado no será tarea fácil para un país con un peso maltrecho que lucha contra las presiones inflacionarias que la semana pasada provocaron una subida inesperada de medio punto de las tasas.
El Banco de México, o Banxico, ha reducido regularmente los pronósticos económicos durante el último par de años en medio de la caída de los precios del petróleo, las lentas reformas estructurales y lo que el banco llama una "economía mundial hostil".
Además, Carstens espera una "intensa volatilidad" para el resto de este 2016 a medida que las elecciones estadounidenses alcanzan su punto álgido y se asienta el polvo provocado por el voto británico a favor de abandonar la UE.
Aun así, en su oficina le dijo al Financial Times: "Si se manejan de forma constructiva los siguientes acontecimientos relacionados con el Brexit — lo cual es una gran interrogante — el impacto debería ser manejable".
El banquero central, quien también preside el organismo rector que asesora al Fondo Monetario Internacional sobre cómo responder a las crisis, parece estar tan desconcertado por el Brexit como muchos en Gran Bretaña. Este firme defensor de la globalización argumenta que aún es difícil predecir el impacto total que tendrá la salida del Reino Unido de Europa.
El peso mexicano ha estado en la línea de fuego. Al ser la moneda más líquida de los mercados emergentes, es una cobertura conveniente y alcanzó brevemente un mínimo histórico de poco menos de 19.52 por dólar a raíz del resultado del referéndum británico. Su valor repuntó después de la subida de las tasas, pero desde entonces se ha debilitado nuevamente y ahora se cotiza sobre los 18.6.
Las elecciones estadounidenses podrían presentar riesgos aún mayores si el republicano Donald Trump — quien desea construir un muro fronterizo y poner fin a la deslocalización de compañías estadounidenses a México, lo cual les resulta más barato — gana las elecciones de noviembre.
Por ahora, parece que continuará la volatilidad, lo cual puede frenar el deseo de los inversionistas de invertir en México, dijo Carstens.
"Creo que México necesita diferenciarse de otros mercados emergentes", dijo. Por lo tanto, Banxico "se tomó la libertad. . . de recordarle" a la Secretaría de Hacienda el 30 de junio, cuando elevó su tipo de interés de referencia hasta el 4.25 por ciento sobre la necesidad de tener un superávit primario para el próximo año. Un superávit sería el primero de México desde el año 2009.
La Secretaría de Hacienda ya había anunciado recortes presupuestarios adicionales para este 2016 de 31.7 mil millones de pesos (1.7 mil millones de dólares), además de los recortes de 132 mil millones de pesos anunciados previamente para este año y los recortes de 175 mil millones de pesos para 2017.
El banco central, temiendo que la debilidad del peso alimentaría una inflación que ya estaba aumentando en algunos de sus componentes, realizó su segunda subida de medio punto en cuatro meses, superando las expectativas de un aumento de 25 puntos básicos.
Aunque la inflación de México ha alcanzado niveles mínimos históricos y debe concluir el año "ligeramente sobre el 3 por ciento", Carstens dijo que Banxico "quería adelantarse a los acontecimientos".
Aunque Banxico elevó las tasas en paralelo con la Reserva Federal estadounidense en diciembre pasado y dejó claro que seguiría los pasos de la Fed, ha tomado un camino diferente.
Mientras que la condición de refugio seguro del dólar provocó su apreciación y redujo las expectativas inflacionarias en EU a raíz del Brexit, la depreciación del peso las alimentó. Aunque México aumentó su tasa, al parecer los planes de la Reserva Federal de otro aumento serán pospuestos.
Por lo tanto, ¿será suficiente el reciente aumento de medio punto de Banxico? "Ya veremos", dijo sonriendo Carstens, pues hay muchos elementos imponderables en el futuro inmediato. "Yo espero que sí".
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Financial Times