Financial Times

'Guerra' tecnológica entre EU y China está por entrar a nueva fase crítica

Si EU y China pueden alcanzar un acuerdo viable, su rivalidad tecnológica pasará a una nueva fase, pero la retórica de la Casa Blanca es distinta a los hechos.

Después de que Tesla recibió recientemente la aprobación para construir la primera planta de automóviles de propiedad totalmente extranjera en China, el director ejecutivo Elon Musk dijo que era un símbolo del deseo de ese país de "abrir el mercado y tener reglas justas para todos".

Pero faltando apenas tres semanas para la próxima ronda de aranceles que EU amenazó con imponer sobre las importaciones de productos electrónicos chinos, EU necesita más que símbolos de sus esfuerzos para que China cambie sus métodos. La lucha por el acceso al mercado y la protección de la propiedad intelectual estadounidense está alcanzando un punto crítico.

El doble impulso de la política estadounidense ha suscitado sentimientos encontrados entre muchos ejecutivos del sector de la tecnología. Imponer más protecciones con respecto a la propiedad intelectual estadounidense es un objetivo que la mayoría puede apoyar. Sin embargo, aplicar controles de exportación más estrictos a las nuevas tecnologías prometedoras, como computadoras cuánticas y la inteligencia artificial, corre el riesgo de obstaculizar a las compañías estadounidenses conforme tratan de desarrollar un mercado global para sus próximos grandes avances.

La segunda parte, que involucra aranceles, ha sido un arma tosca. EU ha castigado a los exportadores chinos, pero también ha perjudicado a sus compañías tecnológicas nacionales. Los fabricantes de chips se quejan de haber sido penalizados por importar sus propios productos a EU, después de haberlos enviado a China para el empaquetado de bajo costo y trabajos de ensayo. Tras la fecha límite de marzo podría darse un aumento abrupto de los aranceles en todo, desde equipos de centros de datos hasta motonetas eléctricas.

Todo esto se olvidará rápidamente si China asume compromisos reales con respecto a la protección de la propiedad intelectual y abre más sus mercados. Las promesas, por supuesto, serán inútiles sin una aplicación real, y enfrentar todas las barreras informales y no arancelarias al acceso al mercado es muy difícil. Además, el Departamento de Justicia de EU recientemente acusó a China de aumentar el uso de la piratería informática para robar propiedad intelectual.

Aun así, si EU y China pueden alcanzar un acuerdo viable, su rivalidad tecnológica pasará a una nueva fase. La disputa, y las nuevas realidades geopolíticas, implican que ninguna de las partes se sentirá cómoda con un regreso a la antigua interdependencia. Habrá una carrera por el liderazgo en las industrias más estratégicas, en la que tanto la propiedad intelectual como el acceso a una cadena de suministro segura serán esenciales.

Bloquear el acceso de Huawei a un mercado global es una manera de contenerlo. Pero desarrollar una base estadounidense en equipos inalámbricos avanzados que rivalice con la magnitud y el alcance de Huawei no sucederá de la noche a la mañana.

Independientemente de la retórica de la Casa Blanca, hay pocas señales de que EU esté listo para abordar los temas generales de política industrial y social que determinarán el futuro liderazgo de la tecnología.

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