En la película de ciencia ficción "Blade Runner" (1980), escenarios cuidadosamente elaborados se les leen en alta voz a androides sospechosos llamados "replicantes" mientras que una máquina monitorea su reacción emocional. Reaccionar con demasiada frialdad, o no reaccionar, confirma la identidad del robot.
Pero considerando que es una historia que supuestamente toma lugar en 2019, es curioso que el personaje representado por Harrison Ford, el investigador Rick Deckard, simplemente no haya abierto su bandeja de entrada y leído sus correos electrónicos a sus sospechosos. Navegar los mensajes de un día entero sin resoplar en desesperación sería, después de todo, completamente inhumano.
Hace como un mes pude confirmar mi propia humanidad cuando el siguiente correo electrónico de un jefe cayó en mi bandeja de entrada: ¿"Pudieras ayudarme la semana entrante con (mi joven pariente) que está acumulando experiencia laboral para su graduación? Me encantaría que ella te conociera y viera como desempeñas tus obligaciones... mi asistente tiene el horario".
Vapor emanó de mis orejas. Al igual que la espontaneidad, el nepotismo es algo que nunca he podido tolerar –aun en una dosis moderada. La experiencia laboral conduce a las pasantías, y las pasantías a radiantes carreras. Y yo preferiría pasar el tiempo con aquellos que hubieran atravesado algún proceso competitivo que tuviera sentido para mí.
Pero dado el remitente del correo electrónico infractor, consideré cuidadosamente mi respuesta. Tendría que ser más mesurada de lo que hubiera querido. Así que me preparé para decir "no" en mi mejor idioma "británico." Aunque soy americana, he vivido en el Reino Unido por más de 12 años, y me gustaría pensar que sé una o dos cosas sobre como discrepar de forma productiva con los nativos.
"Soy la periodista más idiosincrásica de este piso", escribí para rechazar la petición. ¿"Está usted seguro que no preferiría que ella se reuniera con alguien más... representativo"?
Respiré aliviada. Pero no debía haberlo hecho. "El futuro tendrá una forma más idiosincrásica", decía la respuesta. Yo había fracasado. Esto se iba a poner incómodo.
Quizás debería haber dicho que "no" en un idioma "americano" demasiado entusiasta. Las mentiras flagrantes acompañadas de increíbles cantidades de energía garantizan desanimar a la mayoría de las nacionalidades, pero especialmente a los británicos. "¡Lo siento! ¡Me encantaría, pero simplemente no puedo! ¡Estoy comprometida toda la semana! ¡Espero que ella la pase súper bien"!
Pero ya era un poco tarde para esto. Fui a pedir consejos a mis colegas. Seguramente ellos entenderían, sabiendo que yo ayudo en la escuela local de Southwark, como hacía en la ciudad de Nueva York cuando vivía allí. ¿Por qué permitir el nepotismo al mismo tiempo que presto ayuda a estudiantes que no gozan del beneficio de las conexiones familiares? Sería contraproducente.
Pero comencé a notar que las actitudes hacia el uso de las redes familiares y sociales para ayudar a los jóvenes con su experiencia laboral era en realidad una manera más fácil de determinar la década en la que alguien nació que preguntar cuándo salió al aire la serie "Battlestar Galactica".
Las reacciones de los colegas que respondían "en los años ochenta o algo así" a la pregunta de "Battlestar" tendían a ser más favorables. "No es más que experiencia laboral", decían. En vez, su mayor reparo era sobre el tiempo que habría que pasar llevando de la mano a un adolescente despistado quien, en muchos casos, no quería estar ahí en primer lugar.
En cambio, los colegas de menos edad, que respondían al interrogante de Battlestar preguntando si me refería a la serie original o a la nueva versión de 2004, simpatizaban conmigo rápidamente.
Casi todo el mundo reconocía que tener hijos propios jugaba un papel importante, al igual que los antecedentes culturales. Pero, en general, parece claro que el grado de disgusto lleva una correlación inversa al número de años desde que uno fue contratado por primera vez después de la graduación. La memoria de lanzar CV tras CV a ese vacío que es la solicitud de empleo en línea hace que una persona esté más en sintonía con la importancia de ciertos escalones en la escala de la carrera.
De vuelta a las Torres del Financial Times, el jefe estaba teniendo dudas después de que amplifiqué mis reparos. Se declaró que mi estatus "idiosincrásico" sería decepcionante si yo no tuviera opiniones fuertes, lo cual probablemente se traducía a: "Acepto tu negativa, y quizás yo estaba equivocado". Algunos de mis colegas no fueron tan afortunados, por no haber dicho "no" en algún dialecto del inglés, y por lo tanto fueron obligados a tomar mi lugar.
Por un infeliz giro del destino, la pariente acabó sentándose a mi lado por un par de días mientras malgastaba el tiempo de mis colegas. Y, para ser justa, escuché algunas cosas buenas sobre ella.
Me pregunto si disfrutó su semana y si obtuvo algún beneficio durante los días que pasó en la oficina. Sobre todo, me pregunto si ella hubiera sacado más provecho de la oportunidad si hubiera llegado aquí por sus propios méritos. Pero eso es algo que ninguno de nosotros jamás sabrá.
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