Ésta es una historia que podría haber salido directamente de la guerra fría. Un misterioso objeto lanzado por el ejército ruso está siendo atentamente monitoreado por las agencias espaciales occidentales, lo cual ha avivado los temores sobre la reactivación de un proyecto, desactivado hace ya mucho tiempo, del Kremlin para destruir satélites.
Desde hace unas semanas, astrónomos aficionados y seguidores de satélites en Rusia y Occidente han seguido las inusuales maniobras del "Objeto 2014-28E" en el cielo, y observaron cómo se dirigía hacia otros objetos espaciales rusos en un patrón que pareció culminar el pasado fin de semana en un encuentro con los restos del cohete que lo lanzó.
El objeto originalmente había sido clasificado como desecho espacial, puesto en órbita como parte del lanzamiento de un cohete ruso en mayo con el propósito de añadir tres satélites de comunicaciones Rodnik a una constelación militar existente. El ejército estadounidense ahora lo está siguiendo bajo la designación Norad 39765.
Su propósito es desconocido, y podría ser civil: un proyecto para limpiar la basura espacial, por ejemplo. O podría ser un vehículo para reparar o repostar satélites existentes. Pero el interés se ha despertado por el hecho de que Rusia no declaró su lanzamiento – y por los peculiares, y muy activos, movimientos de precisión del objeto a través del cielo.
Rusia desactivó oficialmente su programa de armas anti-satelitales – "Istrebitel Sputnikov" o asesino de satélites – después de la caída de la Cortina de Hierro, aunque su experiencia en ese campo nunca ha desaparecido por completo. De hecho, los funcionarios militares rusos han declarado públicamente con anterioridad que reiniciarían la investigación sobre el programa en caso de un deterioro en las relaciones con EU a causa de los tratados de defensa anti-misiles. En 2010, Oleg Ostapenko, comandante de las fuerzas espaciales rusas, y ahora jefe de la agencia espacial rusa, dijo que Rusia estaba desarrollando satélites de "inspección" y "ataque" nuevamente.
El Ministerio de Defensa ruso no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
"Sea lo que sea, el (Objeto 2014-28E) parece experimental", dijo Patricia Lewis, directora de investigación del grupo de estudio Chatham House y experta en seguridad espacial. "Podría tener varias funciones, algunas civiles y algunas militares. Una posibilidad es que sea algún tipo de barra de enganche o brazo de captura. Otra posibilidad es que sean municiones cinéticas que se le disparan a otro satélite. O existe la posibilidad de que se trate de un ataque o bloqueo cibernético de satélite a satélite".
En una semana en que la nave espacial Rosetta de la Agencia Espacial Europea logró aterrizar una sonda en un cometa, la misión espacial del 2014-28E podría parecer insignificante, pero resalta un área de creciente - aunque hasta ahora no pública - preocupación para los estrategas de la defensa: la militarización del espacio.
Desde que comenzó la carrera espacial se ha considerado que tener la capacidad de destruir o degradar las comunicaciones satelitales de un rival es una poderosa capacidad militar, pero después de la caída de la Cortina de Hierro, muchos de los proyectos secretos de investigación soviéticos y estadounidenses en que los ingenieros se encontraban trabajando en aquel momento, fueron silenciosamente archivados. En los últimos años, sin embargo, ha resurgido el interés en las armas espaciales.
"Sería extraño si el espacio se mantuviera como la única área que (los militares) no tienen en sus manos", dice la Sra. Lewis. Los ataques cibernéticos a satélites ya son una realidad, señala: durante las últimas semanas, "hackers" vinculados al gobierno chino se infiltraron en satélites meteorológicos federales estadounidenses.
En el pasado, Rusia ha estado a la vanguardia de los esfuerzos para tratar de asegurar un tratado internacional para evitar que se desplieguen armas en el espacio, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido ignorados.
En medio de los rápidos avances de otras potencias extranjeras, y el reciente deterioro en las relaciones entre Moscú y Occidente, los planes para revivir el programa del asesino de satélites tendrían un claro sentido estratégico, dijo un experto militar ruso.
En 2007, los chinos demostraron que tenían la capacidad de derribar satélites con cohetes; y en 2008, EU demostró que tenía la misma capacidad.
Más recientemente, en mayo de este año, un satélite chino conocido como Shijian 15 comenzó a exhibir una inusual capacidad de propulsión y finalmente interceptó a otro satélite chino, el Shijian 7.
"El experimento estaba relacionado con el posible uso de un brazo de captura remoto y operaciones de estrecha proximidad", dijo Max White, miembro del grupo de astrónomos Kettering, que se distinguió en la década de 1960 por localizar las ubicaciones de los lanzamientos de satélites espías soviéticos. "Ambos pueden tener matices pacíficos y militares, por ejemplo, para repostar en el espacio, y para desactivar una carga activa propiedad de una nación extranjera, posiblemente sin provocar una nube de escombros".
"Si los rusos sienten que tienen que demostrar esa capacidad es algo debatible", añadió el Sr. White. Él también ha estado siguiendo atentamente las actividades del Objeto 2014-28E.
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