La visita del presidente Barack Obama a México esta semana revelará visiones conflictivas de la frontera Estados Unidos-México ya sea como un problema de inmigración ilegal o una fuente de fuerza económica.
En la Cumbre para marcar el 20 aniversario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a la que asistirá Obama este miércoles junto con los líderes de México y Canadá, no se sabe cuál de las dos visiones dominará.
Este año, los líderes republicanos en el Congreso generaron imágenes de inmigrantes ilegales cruzando por el desierto al quejarse –mientras iniciaban un esfuerzo poco duradero para reformar el sistema migratorio– de que Estados Unidos estaba fallando en la vigilancia de la frontera de mil 954 millas. Pero esa visión es anticuada, dicen oficiales de EU y México, quienes argumentan que la seguridad en la frontera, si bien no es perfecta, ha mejorado mucho en los últimos años.
En la Cumbre de Toluca, Enrique Peña Nieto y Obama se enfocarán menos en los inmigrantes y más en cómo el movimiento de bienes ha beneficiado a ambas economías.
Entre 1993 y 2012, el comercio de Estados Unidos con México se incrementó en 506 por ciento, aunque el Servicio de Investigación del Congreso de EU ha dicho que mucho de ese crecimiento se hubiera dado sin el TLCAN. Los críticos también culpan al acuerdo de haber acabado con empleos en Estados Unidos.
El comercio bilateral es más de mil millones de dólares al día, en parte porque las compañías en la industria aeroespacial, automotriz y otras han vinculado las fábricas mexicanas a sus cadenas de abastecimiento.
David Aguilar, comisionado anterior en la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos dice: "Cuando evaluamos fronteras, la inmigración es una variable, pero no es una variable absoluta y puede echar sombra hacia otros éxitos." Ahora siendo socio de Global Security & Intelligence Strategies, una consultoría, dice: "En una frontera insegura y peligrosa, el comercio no estaría floreciendo como lo está haciendo."
Aunque el contrabando de drogas se mantiene como un gran problema, el número de individuos que tratan de ingresar ilegalmente a Estados Unidos –98 por ciento de los cuales cruzan desde México– ha caído dramáticamente desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 al haber implementado EU más patrullas fronterizas y tecnología de vigilancia.
De acuerdo a la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, se aprehendieron 420 mil 789 inmigrantes ilegales en 2013, un 16 por ciento arriba del año pasado, pero 42 por ciento debajo de 2008 y 75 por ciento menos del pico de 1.6 millones en 2000. En 2012, el Centro Hispano Pew, un grupo de investigación, dijo que después de cuatro décadas de flujo poblacional de México hacia Estados Unidos, la migración neta había caído a cero.
Atribuyen esta caída a una mayor seguridad en la frontera y un alza en las deportaciones, junto con la debilidad del mercado de trabajo en Estados Unidos y la relativa fuerza de la economía mexicana. Arturo Sarukhan, el anterior embajador mexicano en Estados Unidos, dice que el debate en Estados Unidos sobre la reforma migratoria –que tiende a ligar el estado de 11 millones de inmigrantes indocumentados a la seguridad fronteriza– no toma en cuenta la caída de la migración neta. "Todo el tema de asegurar la frontera primero como un componente de una reforma comprehensiva de inmigración es una maniobra de distracción," dice Sarukhan, quien trabaja ahora en la Brookings Institution.
La reforma migratoria de Estados Unidos está fuera de la agenda de la Cumbre pero "el movimiento de personas va a ser considerado cuando se hable de la frontera", un alto funcionario mexicano comentó a los reporteros.
El funcionario dijo que México, Estados Unidos y Canadá anunciarían nuevos pasos hacia la creación de un programa de "viajero confiable" para hacer más fluido el tránsito fronterizo legal para aquellos que hayan sido vetados.
En el comercio, Estados Unidos y México han avanzado en cuanto a acelerar el movimiento de mercancías, pero las largas filas de camiones siguen siendo comunes en muchos cruces fronterizos. Sarukhan dice que "aunque se gastan mil millones de dólares en la seguridad fronteriza, en realidad se ven pocos recursos" de inspección aduanal o nuevas tecnologías de escaneo.
En la información recibida en una reunión preparatoria para la Cumbre, un alto funcionario de la administración Obama dijo que mucho podría ser logrado al mejorar la "mecánica del comercio". Los dos países están probando maneras para que Estados Unidos revise los embarques comerciales dentro del terreno mexicano.
"Ciertamente la administración Obama ha acogido esta noción de que la manufactura (doméstica) regrese", dice Edward Alden, un socio del Consejo de Relaciones Exteriores. "Una parte de ese proceso consiste en dividir la cadena de abastecimiento entre EU y México. Para hacer eso necesitas fronteras que funcionen bien."
El reto para Obama y Peña Nieto será mostrar que la frontera es un punto de unión entre los dos países y no de división.
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