El personal determina la política, como dicen en Washington. Según ese razonamiento, el nombramiento de Stephen Bannon como estratega principal de la Casa Blanca de Donald Trump marca un hito impresionante en la política estadounidense. Ya que es considerado como el principal factor del auge de la "alt-right", o la derecha alternativa — mediante el conservador sitio web de línea dura Breitbart News, el cual Bannon dirigió hasta que fue designado para dirigir la campaña de Trump — su nombramiento nos dice mucho acerca de cómo Trump planea gobernar.
Para entender el impacto de este nombramiento sólo hay que imaginar lo que hubiera pasado si Barack Obama, después de su victoria de 2008, hubiera nombrado al reverendo Jeremiah Wright — su controvertido expastor y un apasionado partidario del nacionalismo negro — como consejero principal de la Casa Blanca. Para decirlo sin rodeos, un etno-nacionalista será el núcleo de la Casa Blanca de Trump.
Las consecuencias del papel de Bannon son enormes. Los miembros de la derecha alternativa — que es un misterioso grupo en el Internet que desprecia incluso a las más jacobinas cepas del conservadurismo republicano — celebraron la noticia en los medios de comunicación social.
Richard Spencer, un miembro de la derecha alternativa quien acuñó el término, opinó en una entrevista: "Siempre existía el temor de que Trump pudiera normalizarse y perder su 'trumpismo'. Con Bannon ahora como su estratega principal, eso es mucho menos probable".
La presencia de Bannon también afianza una fricción inmediata entre la llamada versión "mansa" de la "noche del martes" de Trump — cuyo discurso de victoria la semana pasada tuvo un tono más conciliatorio sobre unir al pueblo estadounidense — y Trump del miércoles por la mañana que envió furiosos mensajes de Twitter en contra del New York Times.
Bannon estará en conflicto inmediato con Reince Priebus, el republicano convencional quien será jefe de personal del gabinete de Trump.
Fundamentalmente, Bannon le reportará directamente a Trump en lugar de a Priebus, lo cual le dará la oportunidad de cambiar el punto de vista del presidente sobre decisiones ya tomadas.
También prepara el terreno para un enfrentamiento entre la llamada versión "mansa" de Trump, que accederá a la agenda republicana en Washington y su versión nacionalista-populista, cuya campaña — dirigida por Bannon — abiertamente despreció muchos importantes principios conservadores.
Priebus y Mike Pence — el vicepresidente de Trump quien también encabeza su equipo de transición — intentarán impulsar radicales reformas fiscales y otras prioridades de los republicanos en el Congreso.
Bannon estará allí para recordarle al presidente que la clase obrera blanca fue quien le dio la victoria. La agenda de esta última se acerca más al "nacionalismo económico", incluyendo el proteccionismo comercial y la hostilidad hacia la inmigración, especialmente de países con población no blanca. La diferencia en la visión del mundo es enorme.
Entonces, ¿cuál prevalecerá? Una de las principales afinidades entre Trump y Bannon es que entienden el poder de los medios de comunicación social. El modelo de negocio de Bannon en Breitbart News fue impulsar las noticias iconoclastas — las que socavaron el sistema establecido republicano — a través del Internet. El ascenso de Trump fue facilitado por su cuenta de Twitter. En contraste, Pence y Priebus están educados en la forma convencional de Washington de hacer negocios.
Justo un día antes del nombramiento de Bannon, Breitbart News pedía la cabeza de Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes y cercano aliado de Pence. Bannon tendrá que cortar cualquier lazo formal con el sitio de noticias una vez que ocupe el cargo público. Pero su influencia permanecerá. "La flecha de la historia no está apuntando hacia el conservadurismo de Paul Ryan o Ayn Rand", dijo Spencer. "Estamos entrando en la etapa del nacionalismo estadounidense".
También te puede interesar:
Los peligrosos delirios de Trump sobre el comercio global
Consecuencias económicas del Presidente Trump
Siete políticas de Trump que podrían cambiar a los EU
Financial Times