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Los robots pueden matar, pero no entendernos

Las máquinas asesinas temidas por algunos como Elon Musk, fundador de Tesla Motors, y Stephen Hawking, el físico teórico, son terminadoras primitivas en comparación con los replicantes Nexus de ‘Blade Runner’.

"Yo he visto cosas que 'personas como ustedes' no creerían", recuerda el villano interpretado por Rutger Hauer al final de la película 'Blade Runner' después de transportar el personaje de Harrison Ford a una azotea y perdonarle la vida. La referencia a "personas" es el punto clave ya que Roy Batty no es una persona sino un androide que se escapa a la Tierra de una colonia espacial para vengarse de Tyrell Corporation, la empresa que lo creó.

Eso es lo que yo llamo un robot asesino – un ser que puede sostener una conversación inteligente contigo antes de eliminarte. Era ciencia ficción en 1982, cuando 'Blade Runner' – basada en la novela de fantasía distópica ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick – apareció en las salas de cine. En la actualidad es ligeramente plausible – lo suficiente como para que los investigadores de inteligencia artificial comunicaran sus advertencias esta semana acerca de los peligros de una carrera armamentista autónoma.

Las máquinas asesinas temidas por algunos como Elon Musk, fundador de Tesla Motors, y Stephen Hawking, el físico teórico, son "terminators" primitivos en comparación con los replicantes Nexus de 'Blade Runner'. Nadie pudiera enamorarse de un cuadricóptero armado que hace explotar a los soldados enemigos, como sucede con el héroe de 'Blade Runner' al enamorarse de Rachael, la androide femenina que no se da cuenta de que es una replicante.


Los robots nos pueden matar, pero no pueden entendernos. Las máquinas autónomas asesinas se están convirtiendo en una realidad – Israel ya tiene el dron anti-radar Harpy, el cual se mantiene volando antes de seleccionar y destruir sus objetivos. Una máquina sensible y sofisticada – con sentido común y capacidad de captar los estados anímicos de las personas y predecir el comportamiento – sigue siendo una posibilidad lejana.

En teoría, tal máquina se creará. Los investigadores de inteligencia artificial no ven impedimentos en materia de principios en crear robots que desarrollen habilidades de razonamiento más elevadas, o el tipo de destreza física que los seres humanos poseen. Los últimos trabajadores que quedan en las líneas de montaje de vehículos son personas que pueden colocar tornillos con agilidad y agarrar los cables eléctricos en el interior de las carrocerías en una manera que, hasta la fecha, les ha sido imposible a los robots.

Las máquinas también cuentan con algunas ventajas. Ellas no tienen que limitar sus unidades de procesamiento para que encajen en un cráneo, y no necesitan suministrarles oxígeno, una tecnología de extremo consumo energético. Tampoco están limitadas por un edicto evolutivo de reproducirse, en lugar de simplemente volverse más inteligentes.

Pero a pesar de los rápidos avances en el aprendizaje de las máquinas, en el reconocimiento visual y de voz, y en el procesamiento de red neural – todos los elementos que ahora están transformando el potencial de la inteligencia artificial – los androides no están entre nosotros. Las computadoras pueden vencer a los humanos fácilmente en un juego de ajedrez, pero el póquer al más alto nivel está más allá de sus capacidades – tendrían que poder interpretar los engaños de los otros jugadores.

Yo también he experimentado algo que 'personas como ustedes' no creerían: el vehículo sin conductor de Google. Lo que más me llamó la atención, mientras que llevaba a cabo una gira de Mountain View en California recientemente, fue que se 'sentía' humano. El vehículo aceleró en las intersecciones de las calles con confianza, incluso con firmeza, cerrando las brechas entre él y los vehículos delanteros para que otros no pudieran entremeterse. Creo que estaríamos más seguros si todos los conductores fueran tan tranquilos y racionales.

Dentro del vehículo, se puede ver lo que percibe con sus sensores y con el radar en el techo. Los contornos de los objetos a su alrededor – incluyendo peatones, autobuses y otros vehículos – se muestran como formas huecas en movimiento en la pantalla de una computadora portátil en manos de un ingeniero de Google. Los objetos se clasifican con diferentes colores, lo cual le permite al vehículo saber cómo reaccionar ante ellos y cuán lejos mantenerse apartado de ellos.

Así es que no se trata de alarmismo cuando los científicos alertan contra la investigación de la inteligencia artificial 'contaminada' por la asociación con las armas autónomas. El Internet en sí surgió de la investigación financiada por el Departamento de Defensa de EU en la década de 1960, y los programas militares y espaciales tienen la mayor cantidad de fondos y el mayor interés en desarrollar tecnología de vanguardia. Lo que sería insensato sería pensar que el advenimiento de los robots asesinos significa que las máquinas están listas para dominar al mundo.

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