El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió el miércoles con el severo juez anticorrupción del país, Sérgio Moro, por primera vez como sospechoso, llevando a un punto decisivo un caso de corrupción que se percibe en el país como el 'juicio del siglo'.
La policía antimotines rodeó las calles aledañas a la sala de justicia en Curitiba conforme los manifestantes a favor y en contra del expresidente se reunían en diferentes partes de la ciudad sureña.
"Bienvenido — la República de Curitiba desea que estés tras de las rejas", decía un anuncio de un grupo activista en favor de la investigación de la corrupción en Petrobras, la compañía petrolera estatal. Mostraba una caricatura del expresidente con un uniforme de prisionero.
Usando una corbata con los colores de la bandera de Brasil, Lula da Silva dijo al final de su declaración de cinco horas que era "víctima de la mayor cacería legal que un presidente o político brasileño hubiera jamás sufrido".
El caso se considera uno de los más importantes que surgen de la investigación de tres años en Petrobras, conocida como Lava Jato, la cual ha sido encabezada por el juez Moro.
Lula da Silva está involucrado en diversos casos en la investigación de Petrobras. Pero en el que se escuchó el miércoles, se defendió contra las acusaciones de que una compañía de construcción, OAS, le otorgó la posesión de un apartamento en la playa en el estado de São Paulo.
Presuntamente, la compañía también pagó la factura de almacenamiento de artículos que él recibió como regalos cuando era presidente entre 2003 y 2010. A cambio, los fiscales lo acusan de ayudar a OAS a obtener contratos con Petrobras.
Los abogados de Lula da Silva dicen que el caso es infundado. Su nombre no aparece en el título de propiedad del apartamento, por ejemplo, ni el de su difunta esposa, Marisa Letícia Lula da Silva, quien era coacusada hasta su muerte a principios de este año.
Sus abogados y miembros de su Partido de los Trabajadores, el PT, argumentan que el caso se ha preparado para impedir que Lula da Silva se postule a las elecciones presidenciales del próximo año.
Muchos seguidores de Lula da Silva lo ven como una alternativa al presidente Michel Temer, un centrista que está introduciendo reformas tributarias y laborales.
Temer asumió el poder el año pasado tras la destitución de la protegida de Lula da Silva, Dilma Rousseff, por manipular el presupuesto.
Las encuestas muestran que Lula da Silva ganaría si las elecciones fueran hoy, aunque la mayoría de los analistas políticos coinciden en que aún es demasiado pronto para sacar conclusiones significativas.
El interrogatorio del miércoles de Lula da Silva se realizó a puertas cerradas, sin embargo los vídeos publicados en línea posteriormente lo mostraron diciéndole a Moro: "Ahora, después de todo lo que está sucediendo, lo digo alto y claro, quiero ser candidato para presidente de la República otra vez".
Lula da Silva, aborrecido por muchos por la profunda corrupción ocurrida durante su gobierno, también es visto por otros como un héroe izquierdista por sus políticas mientras estaba en el poder de elevar el salario mínimo y otorgarles estipendios mensuales a los pobres.
También te puede interesar:
La crisis que causó Trump
Viva Air Perú lanza aerolínea de bajo costo
Amenazas para el TLCAN desde México
Financial Times