Los antiguos bancos privados europeos han vivido mejores tiempos. La crisis económica del continente, una ofensiva contra la evasión fiscal y una regulación más estricta están poniendo en peligro sus negocios.
Además, los bancos estadounidenses, canadienses y sudamericanos, entre ellos Goldman Sachs, Bank of Montreal (BMO) y BTG Pactual, están invadiendo sus propios territorios.
El banco de inversión brasileño BTG Pactual gastó 1.7 mil millones de dólares este año en un acuerdo para comprar BSI, el banco privado suizo, mientras que BMO de Canadá compró el F&C Asset Management del Reino Unido en una adquisición por 700 millones de libras. Al mismo tiempo, Goldman Sachs, el banco de inversión estadounidense, lanzó silenciosamente una unidad europea de préstamos para sus clientes de gestión patrimonial privados, en otro intento de penetrar sectores bancarios más tradicionales.
¿Cuál será el impacto de estos bancos en el entorno competitivo? ¿Y por qué se sienten atraídos estos bancos a un continente que todavía se caracteriza por un crecimiento lento y un endeudamiento soberano, así como por una feroz rivalidad entre sus bancos privados domésticos?
Por un lado, la economía europea podría estar creciendo mucho más lentamente que sus contrapartes estadounidense y asiática, pero todavía tiene sólidos fundamentos de riqueza. En 2013, la riqueza europea superó su máximo previo a la crisis para llegar a un récord de 56 billones de euros, según el Informe sobre la Riqueza Europea publicado por Julius Baer, uno de los mayores bancos privados de Suiza.
Sin embargo, estas cifras ocultan una clara división entre el norte y el sur. Por ejemplo, Suiza y Alemania, respectivamente, sumaron 1 billón y 2 billones de euros de riqueza neta de los hogares a sus máximos alcanzados antes de la crisis. España y Grecia han tenido disminuciones de 1.4 billones y 170 mil millones de euros, respectivamente, desde 2007.
La tendencia general es clara: con un crecimiento del 1.7 por ciento el año pasado, la riqueza del continente puede no estar creciendo rápidamente, sin embargo, está creciendo más rápidamente que la producción económica. Además, la concentración de la riqueza está al alza nuevamente.
"Europa tiene sentido si uno tiene un mercado objetivo muy bien definido", dice Luigi Pigorini, presidente ejecutivo de Citi Private Bank para Emea. "Para nosotros, sólo puede ser el segmento de valor neto ultra alto, ya que está creciendo y hay una gran cantidad de riqueza en esta área".
El banco ha aumentado sus activos bajo gestión por lo menos en 10 por ciento en los últimos cuatro años, gracias a la concentración de una élite de clientes ultra ricos, la mayoría con más de 100 millones de dólares bajo gestión.
Se espera que la brecha entre ricos y pobres se profundice aún más en Europa. "Mientras los rendimientos del capital superen los índices de crecimiento económico en Europa, las familias propietarias de capital obtendrán una pieza más grande del pastel de la riqueza del continente, que está en constante crecimiento", dice Robert Ruttmann, uno de los autores principales del informe de Julius Baer.
También hay un cambio generacional detrás de esta tendencia, ya que los dueños de negocios sin herederos optan por vender sus empresas.
"El sector privado en Europa se está recuperando más rápido de lo que la gente piensa", dice Christopher French, director de gestión patrimonial privada de Goldman para Emea.
"Y hay una gran cantidad de propietarios de pequeñas y medianas empresas que venden sus negocios y se convierten en nuestros clientes", añade.
El enfoque de Goldman Sachs se diferencia de la estrategia totalizadora que poseen muchos de los grandes gestores patrimoniales europeos, que a menudo se adaptan a un grupo amplio de clientes que van desde aquellos con 1 millón de euros de dinero para invertir hasta multimillonarios.
Con cuentas de tamaño mínimo de 10 millones de dólares y un saldo promedio de cuenta de 40 millones de dólares, la división de gestión patrimonial de Goldman atiende a una clientela mucho más rica que la mayoría de sus competidores.
Algunos bancos han utilizado adquisiciones en Europa como trampolín para incursionar en Asia, el mercado de mayor crecimiento de riqueza en el mundo.
Cuando BTG compró BSI este año, duplicó los activos bajo gestión del banco brasileño a más de $200 mil millones. Pero aún más importante, abrió una puerta a la expansión en Asia.
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