El jueves el presidente de México, Enrique Peña Nieto, se apresuró a controlar las consecuencias de su reunión con Donald Trump que lo hizo ver como un peón en la campaña contra la inmigración ilegal del candidato presidencial republicano estadounidense.
Si el presidente esperaba que su invitación a un hombre que él considera una "amenaza" para las relaciones entre ambos países cambiaría la postura de Trump sobre la inmigración — la cual incluye la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre EU y México — entonces su plan fracasó. Horas después de su reunión en la Ciudad de México el miércoles, Trump en un discurso en Arizona prometió que no habría "amnistía" para los inmigrantes y mantuvo su insistencia de que México pagaría el muro en la frontera si llega a la presidencia.
"Trump hizo lo que le dio la gana con Enrique Peña Nieto, quien dio una brillante demostración de su debilidad", dijo Sergio Aguayo, un comentarista político.
Los índices de popularidad de Peña Nieto han alcanzando niveles bajos históricos y su incapacidad para hablarle con franqueza — al menos públicamente — al multimillonario de Nueva York significa que probablemente caerán más. "Hemos perdido el respeto por él", dijo Aguayo.
El presidente de México no les dijo a los medios de comunicación después de su reunión con Trump que había insistido en que no había forma de que México pagara el muro, algo que posteriormente en un mensaje de Twitter dijo haber hecho. Trump, quien fungió como anfitrión de su conferencia de prensa — recibiendo preguntas de los asistentes a pesar de que el protocolo mexicano nunca las permite — se robó los titulares, asegurándoles a los reporteros que había discutido el muro con "mi amigo", pero no quién debe pagarlo.
Peña Nieto se vio obligado a ponerse a la defensiva. Mientras su invitado se convertía en el centro de atención en el palacio presidencial en su primer viaje al extranjero como candidato, Peña Nieto se apoyaba en su atril, con los labios fruncidos. Más tarde enfrentó un interrogatorio durante una entrevista de televisión.
Los intentos por controlar los daños continuaron el jueves con un artículo en la primera plana del diario El Universal firmado por el presidente intentando explicar por qué había invitado a Trump. Pero ya era demasiado tarde. "Usa Trump a EPN", decía el titular del periódico Reforma.
Ni siquiera Hillary Clinton, la candidata demócrata a quien también ha invitado Peña Nieto, tuvo nada bueno que decir, reenviando un comentario de Twitter que decía "Hay un viejo proverbio mexicano que dice: 'Dime con quién andas y te diré quién eres'".
Peña Nieto presentó su informe de gobierno anual el jueves en una reunión ciudadana con jóvenes, cerrada a los medios de comunicación.
Ha estado intentando darle un giro positivo a sus logros tras cuatro años en el cargo que comenzaron cuando fue aclamado como el salvador de México debido a las reformas ambiciosas que implementó, como la liberalización del sector energético y la reforma del sistema educativo.
Pero la economía se está debilitando y el banco central rebajó el miércoles nuevamente sus pronósticos de crecimiento. Mientras tanto, la seguridad sigue siendo un dolor de cabeza, y la reforma educativa se ha convertido en rehén de un sindicato de maestros disidentes.
"Si había algo que Peña Nieto pudo haber hecho para unir al país en su contra, fue invitar a Trump a México ayer", dijo Andrés Rozental, exsubsecretario de Relaciones Exteriores.
Vio pocas posibilidades de un repunte durante los últimos dos años de mandato del presidente. "Me temo que es demasiado tarde. No creo que haya nada que pueda hacer ahora. El equipaje que ha estado arrastrando se pone cada vez más pesado".
Peña Nieto ha tenido dificultades para recuperarse de una serie de escándalos, incluyendo la mansión de lujo de su esposa pagada por un contratista del gobierno, y la desaparición de 43 estudiantes inducida por policías corruptos y un cártel de las drogas hace dos años.
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