Los precios del petróleo van camino a su mayor caída anual desde 2008, coronando un año terrible para los productos básicos, ya que el crudo cayó de nuevo esta semana hasta colocarse cerca de la mitad de su nivel de hace seis meses.
La caída del 49 por ciento del Brent desde junio hasta la fecha – junto con una reducción de casi la mitad de los precios del mineral de hierro y fuertes caídas del carbón y el cobre – también ha contribuido a hundir el índice Bloomberg Commodity un 15.6 por ciento en 2014 hasta su nivel mínimo en cinco años.
Aunque el desplome del precio del índice de referencia internacional podría ser de una gran ayuda para la economía mundial, ha creado el caos en grandes exportadores de petróleo como Rusia y Venezuela, y ha obligado a las compañías petroleras a reexaminar sus planes de inversión y a buscar la manera de reducir los costos. En una muestra de cómo las grandes compañías petroleras están luchando para ahorrar, BP, Royal Dutch Shell, Total y Chevron han ordenado fuertes recortes de las tasas pagadas a contratistas calificados en proyectos en el Mar del Norte.
Los grupos están reduciendo hasta en un 15 por ciento el sueldo de miles de trabajadores por cuenta propia del petróleo y el gas en la región. La compañía Chevron, con sede en Estados Unidos, dijo a las agencias de empleo que reduciría las tasas desde el 1 de enero "para alinearse mejor con las referencias del sector y manejar las presiones de los costos", mientras que BP confirmó que había acordado recortar los salarios de 450 trabajadores hasta en un 15 por ciento a partir del nuevo año.
Un ejecutivo petrolero de alto rango dijo que la caída del precio del crudo era "una oportunidad" para bajar los costos de exploración a nivel mundial mediante la renegociación de contratos con los proveedores, tales como empresas de perforación. "La exploración es la actividad más fácil de reducir", dijo.
Los analistas del sector creen que el Mar del Norte será el foco de atención, dados los intentos de los grupos energéticos de frenar el gasto en desarrollo. Aunque la inversión en nuevos proyectos alcanzó recientemente niveles récord, lo que llevó a varios años de aumentos salariales superiores a la tasa de inflación, la producción de petróleo y gas del Reino Unido ha disminuido y la exploración ha sido pobre. Los altísimos costos y un complicado sistema tributario han hecho de los campos más pequeños y maduros una apuesta más arriesgada.
Los analistas dicen que hay pocas señales de que la venta masiva – debido a una combinación de aumento de los suministros de petróleo de alta calidad de Estados Unidos y la débil demanda en Europa y Asia – haya terminado. Los temores de un gran exceso de oferta en el primer semestre de 2015 son mayores que las preocupaciones por la menor producción de países como Libia, donde un conflicto civil en expansión ha hecho mella en la producción. El martes el Brent cayó a un nuevo nivel mínimo en cinco años al llegar a menos de 57 dólares por barril, antes de recuperarse levemente y subir hasta 57.31.
En el pasado, la OPEP, que produce más de un tercio del petróleo mundial, había reducido la producción en respuesta a precios más bajos, como durante la crisis financiera de 2008. Pero en la reunión del cártel en Viena el mes pasado, los miembros acordaron mantener la producción estable en 30 millones de barriles al día, lo cual puso los precios en picada.
Arabia Saudita, líder de facto del cártel, ha dicho que no va a reducir la producción, independientemente del nivel de los precios "ya sea de 40, 30 o 20 dólares por barril", un cambio de política que tendrá implicaciones de largo alcance para la industria energética mundial.
"Esta movida sin precedentes de Arabia Saudita ha sembrado la semilla de la incertidumbre acerca de los precios del petróleo y es probable que, por esta razón, las compañías petroleras cuestionen todos los proyectos intensivos en capital, que forman la mayor parte de la producción de petróleo hoy en día", dijo Amrita Sen de Energy Aspects, una consultoría.
Los analistas dicen que Arabia Saudita y sus aliados del Golfo quieren desafiar las fuentes de alto costo de producción – desde las arenas bituminosas de Canadá y el esquisto estadounidense hasta las aguas profundas de Brasil y el Ártico – que han ido usurpando la cuota de mercado de la OPEP.