El grupo selecto sigue creciendo. La matriz de Google, Alphabet, se convirtió la semana pasada en la cuarta compañía estadounidense en lograr una valoración de mercado de 1 billón de dólares, algo que alguna vez pareció impensable. El motor de búsqueda se unió a sus pares de tecnología Apple, Amazon y Microsoft para cruzar el preciado umbral del mercado, impulsado por el apetito de los inversores por sus acciones.
El mercado de valores más amplio también ha alcanzado un récord ya que las valoraciones respondieron a la tregua entre EU y China sobre el comercio y las crecientes ganancias de los bancos de Wall Street.
El S&P 500 superó 3,300 por primera vez la semana pasada. Sin embargo, la marcha aparentemente implacable de los mercados y las ganancias concentradas de estas acciones tecnológicas plantean algunas preguntas incómodas para los inversores.
Los gigantes tecnológicos ahora representan una parte importante del mercado. Representan más del 15 por ciento del valor total del S&P 500, según Bespoke Investment, y proporcionaron una quinta parte del crecimiento del mercado en 2019.
Para la economía en general y el mercado, esto es un gran problema. El creciente dominio de los fondos pasivos sólo ha exacerbado esta tendencia; el dinero que fluye a estas acciones ha obligado a los pasivos a seguir su ejemplo a medida que ha aumentado su ponderación en el índice.
Apple, cuya capitalización de mercado de 1.3 billones de dólares supera el valor total de las acciones en muchas bolsas, representó casi una décima parte del aumento del 29 por ciento del S&P 500 el año pasado, según Bespoke. Este nivel de dominio debería ser motivo de reflexión para los inversores.
Hay ecos de la era "Nifty Fifty" (acciones de crecimiento de alta capitalización) de la década de 1970 cuando el mercado se obsesionó con un número relativamente pequeño de acciones. Más recientemente, la última vez que hubo una concentración tan alta en la cima del mercado fue durante la burbuja de las puntocom hace 20 años. En esa época, las empresas obtuvieron valoraciones infladas basadas en poco más que palabras huecas, mientras que los inversores rechazaron las acciones de las empresas promedio.
Hay diferencias cruciales esta vez. A pesar de que las acciones más grandes de hoy representan una mayor proporción del valor total de S&P que sus pares en 2000, sus valoraciones no son tan precarias.
Los fundamentos de las empresas actuales de 1 billón de dólares también están construidos sobre una base más sólida. Tienen balances sólidos con una importante capacidad de generación de efectivo. Las tasas de crecimiento de los ingresos también han seguido el ritmo incluso cuando estas compañías han crecido.
Pero las altas tasas de crecimiento de las grandes compañías tecnológicas comenzarán a disminuir a medida que los negocios principales maduren. Los llamados a una mayor privacidad y una regulación antimonopolio están aumentando.
También hay incertidumbres para el mercado en general. Los inversores se han acostumbrado a un mundo de bajas tasas de interés y parecen creer que el contexto perfecto de condiciones financieras favorables y un crecimiento constante continuarán indefinidamente. Pero no se puede ignorar el clima macroeconómico general.
Las cifras publicadas la semana pasada mostraron que, el año pasado, la economía de China creció a la tasa más baja desde 1990. A pesar de la tregua en la guerra comercial entre EU y China, la retención de los aranceles estadounidenses podría tener un mayor impacto en la economía china.
La economía más grande de Europa también enfrenta vientos en contra; el crecimiento económico alemán se desaceleró el año pasado a su tasa más baja en seis años. La industria automotriz más importante está perdiendo empleos. El año pasado se anunciaron unas 50 mil pérdidas de empleos a medida que la industria lidia con los costos de invertir en vehículos eléctricos y la presión de la caída de las ventas.
No hay señales de que el repunte en los mercados de valores finalice pronto. Sin embargo, los observadores experimentados del mercado notarán que la complacencia a menudo precede una corrección. Hasta entonces, es probable que las grandes empresas se vuelvan más grandes.