Financial Times

¿Te imaginas tener vacaciones ilimitadas?

Algunas empresas pueden ofrecer vacaciones sin fin con seguridad, al saber que la mayoría de los empleados nunca las tomarán porque temen regresar a una montaña de trabajo y se sentirían presionadas al justificar el tiempo libre tomado.

Cuando recibo un correo electrónico de LinkedIn anunciando todos los nuevos empleos que yo podría solicitar, generalmente hago clic en borrar. Pero la semana pasada, desesperada por postergar un largo formulario de impuestos que tenía que llenar, comencé a rastrear las últimas ofertas de empleo del sitio web y descubrí algo perturbador.

Una de las modas más irritantes que han salido de Silicon Valley en los últimos años -la política de vacaciones ilimitadas- se ha propagado.
En el pasado, el tiempo libre sin límites era una novedad prometida por entidades como Netflix, el propio LinkedIn y Richard Brandon de Virgin, quien dijo que había tomado la idea de Netflix.

Ahora lo ofrecen bufetes de abogados en Londres, compañías de préstamos en Letonia, reclutadores en Berlín y equipos de electrónica en Taipéi. "Trabaje duro y tómese tiempo libre cuando lo necesite", proclamaba alegremente un típico anuncio que llegué a ver, de Tomofun de Taiwán, una empresa que fabrica una cámara para observar desde el escritorio a las mascotas que se quedan en casa.

Que tantas empresas se hayan contagiado no es ninguna sorpresa. Es difícil imaginar otro beneficio laboral que prometa tanto y cumpla con tan poco para los trabajadores. Una gran empresa que abandona la licencia pagada por las vacaciones abiertas puede eliminar de sus libros millones de dólares de pasivo de tiempo de vacaciones sin usar que hubiera sido pagado a empleados salientes.

A la misma vez, puede ofrecer vacaciones sin fin con seguridad, sabiendo que la mayoría de los empleados nunca las tomarán, especialmente en EU, la única gran economía avanzada del mundo que no garantiza vacaciones pagadas a sus empleados.

Los empleados estadounidenses tomaron un promedio de 18.6 días de vacaciones el año pasado, según un informe que leí recientemente, y con frecuencia no aprovechan todos sus días libres porque "temen regresar a una montaña de trabajo". En Europa, donde a los trabajadores se les garantiza por lo menos cuatro semanas de vacaciones pagadas, la posibilidad de que esta importación estadounidense se introduzca en cada vez más oficinas es atemorizante.

Puedo pensar en una o dos personas que saldrían disparadas a pasar seis semanas en Goa (India) si pudieran. Pero conozco más que se sentirían demasiado presionadas para probarlo, especialmente si tuvieran que justificar el tiempo libre que antes era obligatorio.

Y claro, ya está surgiendo evidencia que demuestra que la gente termina tomándose menos días libres en las empresas que han abandonado reglas estrictas sobre las vacaciones a favor de esquemas abiertos.

Después de hablar la semana pasada con personas que trabajan para empresas estadounidenses con vacaciones ilimitadas, puedo ver por qué. La mayoría trabajaba para nuevas compañías tecnológicas y estaban suficientemente felices con esa política. Pero la historia que se me grabó en la mente fue la de una mujer que al principio estaba encantada con tomarse dos semanas libres este año para su luna de miel.

El problema era que había sido invitada a una boda en el extranjero el año siguiente y no creía que iba a poder ir porque le causaba "demasiado nerviosismo" pedir otra semana libre. Ella es una víctima de las vacaciones ilimitadas.

Lo interesante es que ella estaba pensando en cambiar de empleo y no quería volver a un trabajo con las tradicionales dos semanas de vacaciones pagadas.
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Esto destaca algo que no se me había ocurrido antes: algunas empresas tienen más éxito en el uso de esquemas abiertos de vacaciones para lograr que sus empleados estén menos cansados, más felices y potencialmente más productivos.

Pero estas compañías probablemente tienen que estar bajo la dirección de alguien como Aron Ain, jefe ejecutivo del grupo de software de gestión Kronos. Él decidió introducir las vacaciones abiertas a principios del 2016, después de batallar por reclutar empleados.

Pero no lo hizo a lo loco, como explica en el Harvard Business Review de este mes.

Ain decidió devolverle cualquier ahorro que resultara a los empleados, aumentando la licencia de maternidad y otros beneficios. Contrató a un asesor para prever ciertas dificultades, como que la gente tuviera miedo de pedir demasiado tiempo libre. También, trató de prevenir tales dificultades al insistir en monitorear las licencias de los empleados para asegurar que los administradores estuvieran concediendo ese tiempo equitativamente.

El resultado: los empleados se tomaron un promedio de 2.6 días más el año pasado que en el 2015. Se redujo la rotación voluntaria del personal. Los empleados dijeron que se sentían más felices, y Ain cree que no es coincidencia que 2016 fue el mejor año financiero en la historia de Kronos.

No estoy segura de esa conexión, pero he revisado mi opinión. Puedo ver que las vacaciones ilimitadas tienen sus ventajas. Pero sólo en empresas con compromiso ilimitado en asegurar que en realidad funcionen.

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