En circunstancias normales, se supone que la Navidad es una época maravillosamente aburrida para la Reserva Federal (Fed), y para los analistas a quienes se les paga para observarla.
Sin embargo, 2018 no es "normal"; no con Donald Trump en la Casa Blanca. La semana pasada, el presidente estadounidense desconcertó a los mercados al implorarle a la Reserva Federal que dejara de subir las tasas de interés. Esta semana, él intensificó esos ataques, insinuando que pudiera despedir a Jay Powell, el presidente de la Fed.
Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, frenéticamente intentó deshacer el daño, con un tuit (¿con qué más podía hacerlo?) sugiriendo que el trabajo de Powell estaba a salvo. Pero el desventurado Mnuchin creó una alarma adicional al revelar, en una declaración formal, que él había hablado con los líderes de los bancos más grandes de EU para discutir su liquidez.
Como era de esperarse, eso desencadenó un drama nada festivo. El 24 de diciembre, los mercados bursátiles estadounidenses sufrieron la mayor caída registrada en una Nochebuena. Pero este miércoles registraron su mayor subida en casi 10 años. Entonces, ¿qué deben pensar los inversionistas al respecto? Si desean ser optimistas, pueden escuchar la explicación ofrecida por algunos miembros del gabinete del presidente Trump: los eventos de esta semana reflejan una "corrección normal del mercado", exacerbada por los cambios en las estructuras del mercado y algunos 'traspiés' de relaciones públicas.
Su argumento es el siguiente: durante la década transcurrida desde la crisis financiera, la reforma regulatoria ha llevado a los bancos a abandonar sus roles tradicionales de creadores de mercado. El comercio electrónico ha explotado en escala, lo cual significa que las máquinas, no los humanos, están moldeando los flujos de las transacciones de los mercados de valores. Eso ha cambiado la liquidez y ha dejado a los mercados susceptibles a las sacudidas, ya sean malas noticias económicas con respecto a China o tuits desconsiderados o declaraciones poco aconsejables.
Sin embargo, los funcionarios de la administración insisten en que los mercados se calmarán una vez que los inversionistas recuerden que la economía estadounidense sigue siendo bastante sólida. O, como lo ha declarado un alto funcionario de la administración: "Los problemas de la estructura del mercado han aumentado la volatilidad en ambas direcciones y, en retrospectiva, malinterpretamos los asuntos de relaciones públicas (con respecto a la declaración de Mnuchin). Estaba destinada a ser una señal de que todo está funcionando bien, pero fue malinterpretada".
Lo que ha cambiado es que el presidente no sólo ha sembrado el desorden en la Casa Blanca, sino que también ha amenazado con hacerlo en la Fed. Para ser justos, él no es el primer presidente al que no le gustan las tasas más altas, ni es la única voz que cuestiona si Powell está actuando acertadamente al seguir aumentándolas.
En la mayoría de los países, un cóctel tan pernicioso hubiera provocado una crisis monetaria y de bonos. Sin embargo, esto aún no ha sucedido en EU porque la economía estadounidense es relativamente sólida.
Pero prepárense para una mayor volatilidad en 2019. Y mantengan sus agendas flexibles para enfrentar la turbulencia adicional provocada por Trump (y por su cuenta de Twitter).