Financial Times

Santos va por su segundo mandato; paz y crecimiento sus objetivos

Los pendientes de Juan Manuel Santos, tras su reelección, son dos: el acuerdo de paz con las FARC y crecimiento económico para Colombia; mientras “Las voces del secuestro” son el enlace entre víctimas de la guerrilla y sus familias, los especialistas dicen que si Santos quiere consolidar la paz, debe crear oportunidades.

Es domingo, poco después de la medianoche, y en una de las estaciones de radio más populares de Colombia, "Las voces del secuestro" se transmite una vez más.

Durante las últimas dos décadas, este programa semanal de seis horas, por momentos sombrío y conmovedor, ha ayudado a los familiares de más de 30 mil colombianos secuestrados durante el conflicto armado a enviar mensajes de esperanza a sus seres queridos en cautiverio. El equipo a cargo del programa estima que hay alrededor de 600 personas aún en poder de la guerrilla.

"Las voces del secuestro" está adquiriendo una nueva relevancia después de la disputada reelección del presidente Juan Manuel Santos bajo la promesa de poner fin a la insurgencia de medio siglo en el país.

"Queremos algún tipo de justicia. Queremos desagravio. Queremos la promesa de los perpetradores de que esto no va a suceder de nuevo", dice la desgarrada voz de Ismael Márquez. Él se convirtió en colaborador del programa después de que su hijo, Enrique, fue secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hace 15 años. Enrique todavía se encuentra detenido en algún remoto escondite de la selva. "Pero para nosotros, las víctimas, lo más importante es saber la verdad".

Cuando comience su segundo mandato, el 7 de agosto, Santos tendrá dos prioridades. La primera es manejar las demandas de justicia, incluso mientras trata de lograr la paz con las FARC. La segunda es mantener el rápido crecimiento de la economía de Colombia.

Los colombianos están divididos respecto a un acuerdo con las FARC, que todavía tienen unos siete mil combatientes, y el ELN, un grupo más pequeño con unos mil 500 rebeldes, y lo que debería sucederle a la guerrilla siempre y cuando se disuelvan.

Para muchos, la posibilidad de que estas personas a las cuales consideran culpables de crímenes de guerra – asesinatos, desplazamientos forzados, secuestros, reclutamiento de niños soldados – evadan la cárcel es un utopía.

Pero los expertos en conflictos y los consejeros de seguridad del gobierno creen que ésta es la mejor manera de lograr una paz duradera. Y los propios rebeldes han dicho que no van a permitir que el proceso de paz se convierta en un "tribunal de Núremberg [para] la guerrilla".

El presiente colombiano espera limitar el problema sometiendo a referendo cualquier acuerdo. El éxito le aseguraría un lugar en la historia – aunque sus críticos digan que este tema lo obsesiona, y que hará todo lo posible por satisfacer su vanidad y ambición.

Y ante ese argumento, responde diciendo que no sería un acuerdo para él, sino para todos los colombianos. "Si usted le pregunta a la gente si le gustaría que las FARC se convirtieran en un partido político, la gente dice que no. ¿Le gustaría que el sistema de justicia sea indulgente con ellos? La gente dice que no", dijo recientemente en entrevista al Financial Times. "Pero si usted tiene un paquete de acuerdos y usted dice que éste es el precio de la paz, y estos son los beneficios de la paz, la gente va a decir que sí", aseguró.

Márquez, quien creó una organización para los familiares de los secuestrados, dijo que en un referendo votaría a favor de un acuerdo – si él considera que refleja adecuadamente el clamor de justicia. Si no, hará campaña en contra. "La paz tiene que ser un proceso elaborado y consciente".

Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de la Memoria Histórica, dijo que las divisiones del país representan un enorme desafío al referendo. Una amenaza en especial es la que representa el ex presidente Álvaro Uribe, ahora senador, quien ha criticado fuertemente el proceso de paz

La economía también tendrá un papel importante. Mientras la paz parece acercarse, la atención se centra cada vez más en los muchos otros problemas de Colombia. Para Guillermo Perry, ex economista jefe del Banco Mundial para América Latina, éstos incluyen la necesidad de mejorar los sistemas de salud y educación, así como impulsar el desarrollo rural – un factor clave en cualquier proceso de paz exitoso, dado que muchos de los rebeldes son de origen campesino. "Si uno quiere consolidar la paz, uno tiene que crear oportunidades para la gente," dijo.

Santos tiene que evitar una desaceleración económica causada por una disminución del auge de las materias primas. Cuenta con el impulso generado por un programa de infraestructura de 50 mil millones de dólares.

Se pronostica que Colombia crecerá 4.8 por ciento este año, a pesar de que una fuerte apreciación del peso ha hecho mella en la competitividad de las exportaciones y ha perjudicado a los fabricantes y agricultores.

"El problema es el tipo de cambio de las divisas – tendrán que encontrar una manera de regular la entrada de capitales", dijo José Antonio Ocampo, ex ministro de finanzas y ahora profesor de Columbia University en Nueva York.

También lee: