Financial Times

Si seguimos subsidiando el software y no apoyamos a las personas, el futuro laboral no luce prometedor

Externalizar los empleos tiene poco sentido cuando la tecnología aumenta la comercialización de los productos.

La mayor parte de las noticias de los últimos días nos han llegado desde el ámbito mundial: batallas contra el cambio climático en la cumbre del G20; dudas sobre el futuro de la Organización Mundial del Comercio; la afirmación del presidente ruso Vladimir Putin de que el liberalismo se ha "vuelto obsoleto".

Pero para comprender verdaderamente por qué el mundo está tan dividido actualmente, hay que analizar detenidamente a nivel local por qué la participación de la mano de obra en el "pastel" económico se ha reducido tanto en los últimos años, especialmente en EU y Europa Occidental.

Se culpa generalmente a la globalización de la disminución de la participación de la mano de obra y del subsiguiente descontento entre los votantes de clase trabajadora y, más recientemente, de clase media.

Sin embargo, un informe reciente sobre el mercado laboral estadounidense realizado por el McKinsey Global Institute (MGI) reveló que la globalización era en realidad la última de las cinco principales razones por las cuales la participación de la mano de obra en el ingreso nacional ha disminuido desde principios del siglo XXI.

Según el estudio, la razón principal de la disminución de la participación de la mano de obra es que los superciclos en sectores como el de los productos básicos y los bienes raíces han convertido a esos sectores, los cuales favorecen el capital sobre la mano de obra, en una parte más importante de la economía general. Pero la razón número dos — un aumento en la importancia de los activos intangibles en nuestra economía — nos dice mucho más sobre el descontento de los trabajadores (y los votantes).

Los activos intangibles que incluyen computadoras y software se deprecian mucho más rápidamente que los activos tangibles, como las maquinarias y las fábricas.

Los menores ciclos de vida y la continua caída de los precios de las nuevas tecnologías — así como sus efectos de mejoramiento de la productividad — implican que se invierte más dinero en ellas, lo cual deja menos para la mano de obra. Eso, en combinación con el hecho de que la automatización ha disminuido los ingresos, representa el 38 por ciento de la disminución total de la participación de la mano de obra desde 1999, según los cálculos de MGI.

Aquí es donde el panorama local dentro de los países comienza a ser muy importante.

Como la mayoría de nosotros sabemos, la automatización y la aceleración de la sustitución de capital debido a los cambios tecnológicos han afectado desproporcionadamente las áreas industriales tradicionales; ésa es una de las razones por las que EU tiene un presidente como Donald Trump.

Pero en el futuro la automatización también favorecerá radicalmente a algunas regiones: según un segundo informe de McKinsey que se publicará el 11 de julio, apenas 25 ciudades y regiones podrían representar el 60 por ciento del crecimiento del empleo en EU para el año 2030. No todas serán las que usted piensa. Por supuesto, los polos tecnológicos se beneficiarán, al igual que las áreas con abundantes productos básicos y los centros turísticos que atienden a personas ricas.

Pero también se beneficiarán otras ciudades y regiones con planes de desarrollo económico diseñados para aprovechar el lado positivo de la disminución de la participación de la mano de obra. Cuando la mano de obra representa menos del costo total de la producción de bienes y servicios, la externalización de empleos comienza a tener menos sentido.

En EU, el riesgo es que la dinámica cambiante del mercado laboral exacerbe las divisiones políticas ya existentes. Muchas ciudades "abandonadas" tienen poblaciones con mayor cantidad de hispanos y afroestadounidenses.

Las categorías laborales que se automatizarán más rápidamente son los puestos para principiantes que suelen ocupar los jóvenes. Mientras tanto, los mayores de 50 años son los que mayor riesgo padecen de perder el trabajo debido a la disminución de las habilidades. Es fácil imaginar que estas tendencias cambiantes exacerbarán las guerras culturales, las guerras generacionales y el populismo político que ya se avecinan.

La solución: cambiar la política para apoyar la inversión en capital humano, al igual que hacemos con otros tipos de inversión de capital. EU debe cambiar su código tributario para permitirles a las compañías amortizar las inversiones en trabajadores de la misma forma que hacen con las maquinarias. Si seguimos subsidiando el software y no apoyamos a las personas, el futuro parece nefasto.

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