La tecnología tiene sus ojos puestos en la banca. Se espera el lanzamiento esta semana de Apple Pay, el sistema de pago interactivo de Apple para los iPhone; los fondos de capital de riesgo están invirtiendo dinero en empresas "start-up" de "fintech"; y Marc Andreessen, el empresario de tecnología, habla de "la oportunidad de reconstruir el sistema.
Las transacciones financieras son sólo números; es sólo información". El Sr. Andreessen, socio del fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz, agregó en una entrevista con la revista Bloomberg Markets la semana pasada: "Para mí, es todo acerca de la desagregación de los bancos. Si los reguladores van a regular los bancos, entonces surgirán entidades no bancarias para hacer las cosas que los bancos no pueden hacer".
Esto plantea varias preguntas sobre la última vez que las entidades no bancarias (o el sistema bancario en la sombra) se hicieron cargo de la intermediación financiera por debajo del radar, avivando la crisis financiera de 2008. Pero mi pregunta es: ¿Quiere Silicon Valley realmente destruir la banca minorista y crear un nuevo sistema financiero, o preferiría aprovechar el ya existente?
Aparte de Bitcoin y empresas relacionadas con criptomonedas, en las que Andreessen Horowitz invierte, la evidencia apunta firmemente a la segunda opción.
Apple Pay suena radical, pero es esencialmente una forma de convertir un teléfono en una tarjeta de crédito o de débito, con el apoyo de los bancos estadounidenses. Otras empresas nuevas están picando un poco en los servicios más rentables de los bancos, no compitiendo con ellos de frente.
No hay duda de que la infraestructura de los bancos minoristas es anticuada, y está construida de una manera que invita a la competencia de las redes entre pares. Tampoco hay duda de que los bancos son muy vulnerables a los precios – ofreciendo servicios de depósito básico a bajo costo o gratis al mismo tiempo que aprietan a sus clientes con productos auxiliares, tales como los sobregiros y cambio de divisas.
Pero ¿cuál es la mejor manera de competir con una industria que tiene pocas ganancias de servicios intensivos en capital regulados con enormes barreras a la entrada, y una gran cantidad de agregados menos protegidos?
La pregunta se responde sola, por lo que Silicon Valley se centra en los pagos mientras habla de interrumpir los préstamos.
Consideremos Occupy Wall Street, el movimiento de protesta que centró justamente la atención sobre la injusticia del atrincheramiento y la dependencia de la industria bancaria en el financiamiento público. A raíz de las protestas, un grupo de ocupantes intentó sin éxito establecer un sindicato o banco nacional de crédito en EU, y poner en marcha una tarjeta de débito prepagada de bajo costo. Las leyes estadounidenses prohíben establecer una unión de crédito nacional abierta a cualquier cliente.
El Sr. Andreessen cree que las entidades no bancarias lograrán evitar regulaciones. Puede haber algo de esto – me llama la atención que mi proveedor de energía ofrece una mayor tasa de interés a los depósitos que mi banco – pero ni los reguladores ni el público tolerarán una banca minorista en la sombra por mucho tiempo si algo sale mal, como suele suceder.
Un área de crecimiento en las finanzas del Reino Unido ha sido los préstamos de pago en línea por empresas como Wonga, que se comprometió a extender la banca a los más necesitados. Después de varios escándalos, los reguladores del Reino Unido han endurecido las normas, imponiendo límites a las tasas de interés de préstamos en julio y empujando este mes a Wonga a cancelar préstamos con 330,000 clientes en mora.
Andreessen también afirma que las conversaciones entre oficiales de crédito y los prestatarios son "vudú" y pueden ser reemplazadas por la tecnología. Sin embargo, los bancos minoristas dependen enormemente de la tecnología –es muy difícil conseguir un préstamo sin un buen puntaje de crédito–. La idea de que, como él sugiere, las empresas de tecnología puedan mejorar la puntuación de crédito mediante el análisis de historiales de búsqueda y datos en las redes sociales de los clientes no es creíble.
El mayor obstáculo para la competencia es que el negocio principal de tomar de los depósitos y mantenerlos seguros no es muy rentable en un mundo donde hay bajos intereses.
Deloitte estima que los bancos del Reino Unido pierden el 1.1 por ciento de los depósitos en cuenta corriente por los tipos de interés existentes porque ganan menos sobre el efectivo, mientras que todavía tienen que cubrir los costos de la tecnología y las sucursales.
Los nuevos bancos que no tienen sucursales y gastan menos en remendar software heredado podrían hacer esto de manera más eficiente y buena suerte a aquellos que penetren en las redes regulatorias y lo intenten. Pero es mucho menos riesgoso añadir nuevos servicios a la infraestructura bancaria existente, y absorbe menos capital.
Esto es lo que la mayoría de los emprendedores – y empresas como Apple y Google – están haciendo. Ellos no están prestando dinero, excepto a través de un socio bancario. Ofrecen servicios basados en la red bancaria – PhotoPay y WorldRemit, por ejemplo – o productos financieros derivados facilitados por otros, como Moneysupermarket.
La tecnología puede llegar a cambiar la infraestructura de la banca, pero no va a suceder pronto. Sean Park, fundador de la firma de asesoría Anthemis, estima que ésta "es una amenaza a largo plazo que va a acontecer a lo largo de décadas, no meses o años". No espero que Bitcoin reemplace al sistema de liquidación bancaria, que existe desde los bancos de orfebrería del siglo XVII.
Hasta entonces, Silicon Valley competirá en los bordes, donde las instituciones bancarias hacen sus mejores ganancias. No es un mal trato para ellos, ni para los clientes.
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