Gran Bretaña ha mantenido conversaciones informales sobre ingresar al grupo comercial Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), en un intento audaz por reactivar las exportaciones después del Brexit.
La propuesta, que está siendo desarrollada por el Departamento de Comercio Internacional de Liam Fox, convertiría al Reino Unido en el primer miembro del TPP que no posee costas en el Océano Pacífico o el Mar del Sur de China.
Ayudaría a revitalizar el TPP, una iniciativa clave de la administración de Barack Obama que parecía fatalmente herida cuando Donald Trump retiró a EU en enero pasado.
Los 11 miembros restantes, incluyendo Australia, Japón, México, Canadá, Chile y Perú, acordaron en noviembre continuar con un acuerdo sucesor, el Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico.
Las discusiones en el Reino Unido para unirse al distante grupo comercial que ha perdido su mayor miembro se producen en momentos en que Fox se embarca en un viaje de tres días para intentar atraer las empresas chinas.
Greg Hands, un ministro de comercio del Reino Unido, dijo que no había restricciones geográficas para que Gran Bretaña se uniera al TPP. Le dijo al Financial Times: "Con este tipo de relaciones plurilaterales, no tiene que haber ninguna restricción geográfica".
Sin embargo, el ingreso del Reino Unido casi seguramente tendría que esperar hasta que se haya revisado el propio TPP, y el Reino Unido haya acordado su relación con la UE posterior al Brexit.
La relación comercial del Reino Unido con los países del TPP palidece en comparación con la existente con otros miembros de la UE o EU.
Japón, por mucho la mayor economía del TPP, representó sólo el 1.6 por ciento de las exportaciones de bienes del Reino Unido en 2016, según el Observatorio de Complejidad Económica del MIT, que compila los datos del comercio mundial.
Los 11 países del TPP combinados representaron menos del 8 por ciento de los bienes del Reino Unido exportados el año pasado, mientras que, en comparación, tan solo Alemania representó el 11 por ciento.
Lo mismo se aplica a las exportaciones del Reino Unido de servicios financieros y de otro tipo. En la primera mitad del año pasado, el Reino Unido exportó casi £1.7 mil millones en servicios a Japón, alrededor de una décima parte de los 16.6 mil millones de libras que las industrias de servicios del Reino Unido exportaron a EU.
Los funcionarios de los países del TPP dicen que esperan firmar el acuerdo revisado a principios de 2018, pero ahora están tratando de resolver algunos problemas planteados por Canadá. Uno dijo que era "demasiado pronto" para discutir el ingreso del Reino Unido antes de un acuerdo sobre el Brexit.
Cuando el TPP se concluyó inicialmente en 2015, se concibió como una "plataforma para la integración económica regional" en lugar de un grupo que podría incorporar miembros europeos. Sin embargo, algunos países del TPP ahora acogen con agrado la idea de tener otra economía del G7 como miembro. Los funcionarios británicos han promovido la idea en reuniones con homólogos de Australia, Nueva Zelanda y otros países del TPP en los últimos meses.
El partido Laborista criticó el interés del gobierno en el TPP, diciendo que debería enfocarse más cerca de casa, en particular en el "acuerdo comercial clave futuro" de Gran Bretaña con la UE. "Por supuesto, el TPP podría ser útil, pero no es el evento principal", dijo Barry Gardiner, el secretario de Comercio de la oposición.
Legalmente, el Reino Unido no puede firmar acuerdos comerciales antes de abandonar la UE, lo cual está programado para marzo de 2019. Unirse al TPP podría ser un proceso menos prolongado que negociar acuerdos comerciales individuales con los países miembros, pero el departamento de comercio podría decidir buscar acuerdos bilaterales en su lugar. Gran parte de su trabajo se enfoca en atraer inversión directa al Reino Unido.
El TPP reduciría los aranceles sobre una gama de productos, incluyendo agrícolas y servicios. Fue diseñado para aumentar la influencia de EU en Asia, pero tanto Trump como su exadversaria Hillary Clinton criticaron el acuerdo por su posible impacto en los empleos manuales.
Financial Times