Es momento de despedirse del viejo dilema de “será melón o será sandía”, con el Equinoccio de Otoño se abre una nueva temporada de sabores que nos permiten recorrer el calendario a mordidas.
Granada
En esta época podremos encontrar platillos con granada, que desde inicios de septiembre comienza a dar color y sabor agridulce a los chiles en nogada, aunque también se utiliza en preparaciones como mermeladas, jarabes, bebidas y ensaladas. Su cosecha es de julio a octubre, aunque puede conservarse por varios meses cuando el fruto es bien almacenado.
Mandarinas
Una de las frutas más esperadas son estas primas cítricas de las naranjas. Su aparición en los mercados anuncia la cercanía del Día de Muertos, pues es uno de los elementos que se colocan en los altares dedicados a los difuntos.
Su temporada es de octubre a febrero, las primeras cosechas suelen ser ácidas y conforme avanzan en el calendario son más dulces. Se come a gajos, en postres, jugos o cualquier bebida, como en en los curados de pulque.
Tejocotes
Este fruto es de origen mexicano, en noviembre se acostumbra cocinar dulce de tejocote, preparación con piloncillo, canela y clavos que también es tradicional para recordar a los difuntos en los altares de Día de Muertos.
Además, en diciembre los tejocotes dan un salto al ponche como uno de los ingredientes que le dan un sabor ligeramente ácido, o bien, como relleno de piñatas: están destinados a golpear cabezas.
Calabaza de Castilla
En las calles antiguas de la Ciudad de México se acostumbraba que los niños fueran a pedir dulce de calabaza a las casas, cada Día de Muertos.
Este postre es su pulpa endulzada con piloncillo, anís estrella y rodajas de naranja, también es un elemento de las ofrendas y se conoce como dulce de calabaza, calabaza de Todos Santos o calabaza en tacha.
Además, la calabaza también es el estandarte de Halloween, pues principalmente en Estados Unidos se acostumbra tallar rostros en su corteza y trae consigo leyendas irlandesas.
La calabaza Castilla es una de las variedades que se cultivan en México, también está presente como acompañante de atole blanco y sus pepitas se utilizan para preparar pipianes, pastas de dulces o guisos regionales como el tasajo con pepita.
Cempasúchil
Además de sus usos rituales y medicinales, la flor de cempasúchil también es comestible, por ejemplo en curados de pulque y helados, o bien, como elemento decorativo para algunos platillos. Las flores también se comen crudas o hervidas en ensaladas.