En un chicharrón preparado todo es inmenso. Los chicharrones rectangulares son tan grandes que ofrecen la posibilidad de comerlo entero o partirlo a la mitad, según el antojo.
Esa torre de carbohidratos comienza con un poco de crema, cueritos de largo infinito que también deben ser cortados para aterrizar en el chicharrón; luego viene un poco de col, jitomate, así como las codiciadas y escasas rebanadas de aguacate.
“¿Botanera o Valentina?”, pregunta la “doña” y después de tomar esa difícil decisión viene otra, “¿me dices qué tanta salsa?”. Al final todavía se le echa medio limón y entonces comienza una carrera contra reloj: comerlo antes de que se remoje y se deshaga hasta el papel que funciona como plato.
En la Ciudad de México los puestos de botanas comienzan a rondar las afueras de las escuelas cuando comienza la tarde, se acomodan las botellas de salsas, bolsitas de papas, cacahuates y todo tipo de frituras y nunca falta el chicharrón preparado, que sí lleva cerdo, pero no en el chicharrón, sino en los cueritos.
El chicharrón que no es chicharrón
La base de los chicharrones es en realidad de harina, se trata de una botana que, según explica el Diccionario enciclopédico de la gastronomía mexicana, se elabora con una pasta de harina, agua, carbonato y sal, todo se hierve y es vaciado en planchas de aluminio que le dan forma.
Se orean varias veces y cuando están secos se fríen en manteca de cerdo.
Los cueros que no son chicharrón
Esta botana escolar que a veces comen los adultos para recordar su infancia no serían lo mismo sin los cueritos.
El Diccionario enciclopédico de la gastronomía mexicana, detalla que los cueritos se preparan con la piel de cerdo, la cual es cocida y marinada en vinagre con hierbas de olor.
Aunque la piel de cerdo también da lugar al chicharrón que se vende en puestos de carnitas y carnicerías, los cueritos se diferencian por el tipo de preparación, en lugar de ser frito, es cocido. Además, se venden por kilo o en bolsas con vinagre.
En Guadalajara también los comen, pero los llaman “duros preparados”.
También hay quienes los comen solitos, acompañados con mucha salsa y limón, también se han convertido en ingrediente de los famosos “Dorilocos”, o bien, en Jalisco hacen tostadas de cueritos que se acompañan con lechuga y salsa dulce.
¿Cuánto cuesta?
Comer un chicharrón preparado es un placer barato, cuesta de 10 a 20 pesos.
También se estima que poseen una cantidad calórica de 350 y, según, la página My Fitness Pal, para quemarlas se requiere hacer 53 minutos de ciclismo o correr 35.