Las copas se llenan de vino blanco, tinto, mucho rosado, mocktails (cocteles sin alcohol), comienzan a circular sándwiches, postres y sobre todo charlas que reúnen a tantas mujeres alrededor de las bebidas y la comida, es Meat Sorority.
Se trata de un espacio por y para mujeres creado con el objetivo de hablar de sus experiencias en la industria gastronómica.
Este 16 de noviembre el jardín de la Destilería Flor de Luna fue el escenario de la primera edición de este evento que planea realizarse de manera continua cada tres meses con la finalidad de formar una comunidad que incluya distintas áreas: catering, relaciones públicas, cargos en empresas de alimentos, chefs, bartenders, periodistas y demás.
“Aquí hablamos de nosotras, nos relajamos con una copa y un buen bocado de carne y echamos la plática”, describe Jazmín Martínez, de Food Police, una de las organizadoras, “Meat Sorority busca convertirse no solo en una bonita tradición sino en una comunidad poderosa construida con base en escucharnos entre nosotras”.
También pretenden conformar una red de proveedores con empresas dirigidas por mujeres y dar a las profesionales una remuneración justa por su trabajo.
En esta manera, todo en el evento las involucra, no únicamente asistentes y ponentes de las charlas, también los cocteles, la producción audiovisual y la comida.
En esta ocasión el catering fue ofrecido por la chef Mate Zorrilla e incluyó distintos sándwiches preparados top sirloin, cerdo o vegetales al grill, así como distintos postres.
El proyecto es financiado por la asociación sin fines de lucro, U.S. Meat Export Federation (USMEF), a través de la gerencia de Food Service, donde Elena González lo impulsa.
Los retos de las mujeres en el sector
Jazmín comenta dos de los retos más importantes que viven en este sector.
El principal es la falta de paridad financiera con los hombres, por ello tienen planeado hablar en próximas ediciones del tema, “no hay independencia sin independencia financiera”, resalta.
Además, a su parecer también es importante romper las barreras de la competencia entre mujeres y convertirlas en comunidad.
Hablar de los fracasos
La conversación principal de esta reunión giró en torno a los fracasos, más en lo éxitos.
“Cuando alguien habla de su fracaso, lo que dice resuena en quien está escuchando y genera una empatía que puede convertirse en aprendizaje y transformarse en comunidad”, explican las organizadoras.
Las tres ponentes hablaron de sus experiencias personales y profesionales desde sus áreas.
Estuvieron presentes: Elena González, gerente de Food Service USMEF México; Raquel del Castillo, periodista y editora de una sección de gastronomía; y Fátima León, bartender y socia fundadora de Runneght, empresa de destilados sin alcohol.
Elena destacó las dificultades de encontrar empleo en el sector, vivió una travesía de dos años buscando trabajo y problemáticas para ejercer su profesión; por ello, destacó la importancia de pedir y dar ayuda cuando está en las posibilidades.
“Mi mamá dice que soy una necia, pero a mí me gusta decir que yo era perseverante porque lo que quiero lo consigo, hago lo éticamente por hacerlo”, comentó.
Por su parte, Raquel del Castillo señaló la importancia de fortalecer el carácter en esta industria, “creernos lo que somos” y en especial tener una red de apoyo para afrontar las dificultades: “Siempre va a haber algo que nos impida entendernos, pero para eso sirve la mesa, para platicar y arreglar problemas”.
En tanto, Fátima León, ganadora de World Class México 2017, habló sobre la crisis que enfrentó cuando cambió de empleo y en su primer día se enteró que su padre había fallecido.
Por ello, considera que es indispensable no minimizar ningún tipo de problema por tratar de verse fuerte ante los demás, “hombres y mujeres sufrimos”.
También destacó que a lo largo de su carrera se ha enfrentado al reto de darse a respetar en un medio de hombres, donde constantemente buscan sus errores y se centran en aspectos que no deberían ser importantes como la vestimenta.
“Me siento súper complacida con los resultados, el comentario recurrente fue ‘necesitábamos esto’... Creo que siempre crear espacios para mujeres nos hace bien emocionalmente”, concluye Jazmín.