¿Ya fuiste por tu juguito de naranja? En especial en tiempos de frío las juguerías se rodean de personas en busca de su dosis de vitamina C, con el famoso antigripal que promete ser una bomba vitamínica capaz de alejar a los resfriados o algún otro vaso que en otras épocas solo es una parte del desayuno.
La vitamina C generalmente la podemos encontrar en frutas cítricas, papas y verduras verdes, por ejemplo en naranja, toronja, jitomate o mandarina.
A finales de 2020, cuando la pandemia de COVID llevaba apenas unos meses, algunas personas hacían compras masivas de vitamina C con la idea de que podría ser útil contra la enfermedad, ¿pero qué tanto puede realmente ayudar en el contexto actual?
¿Qué son las vitaminas?
En principio, las vitaminas son sustancias naturales que los seres humanos son incapaces de sintetizar, es decir, se debe tomar de fuentes externas, según un artículo de The Conversation, además, el cuerpo requiere 13 tipos: hidrosolubles (C y las del grupo B: B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 y B12) y liposolubles (A, E, K y D).
“Una dieta equilibrada nos proporciona las cantidades necesarias ya que están presentes en una gran variedad de alimentos, especialmente de origen vegetal. Una excepción importante es la vitamina B12, que está presente en alimentos de origen animal”, describe el artículo.
¿Qué pasa si no se consume suficiente vitamina C?
A la vitamina C también se le conoce como ácido ascórbico (significa “anti escorbuto”) y fue aislado por primera vez en 1928 por Albert Szent-Gyorgy.
Si el cuerpo presenta bajos niveles, su déficit provoca una enfermedad llamada escorbuto, antes era frecuente en especial entre marineros.
Según The Conversation, esta fue la primera enfermedad que se conoció por su dependencia de factores nutricionales.
En un artículo de Ciencia UNAM se agrega que esta enfermedad provoca una intensa susceptibilidad a las infecciones, hoy no es tan común , pero en la década de los 20 se vivió una epidemia de escorbuto que, tras complicarse como neumonía, podía causar la muerte.
Hasta 1953, el médico James Lind descubrió la cura del escorbuto mediante el uso del zumo de lima como tratamiento.
¿Cuál es la función de la vitamina C?
En el portal de Alimentación y Salud UNAM se destacan las principales funciones de la vitamina C: participa en funciones celulares, ayuda a cicatrización de heridas, tiene actividad antioxidante, facilita la absorción del hierro y ayuda al sistema inmunitario.
Sin embargo, es importante consumir estos alimentos frescos: “La vitamina C se pierde con facilidad en los procesos y en el cocimiento, generalmente es muy inestable cuando está en contacto con el calor, el hierro, el cobre y el oxígeno. Así que si sueles hacerte jugo de naranja y tomarlo una hora más tarde, no estas tomando nada de vitamina, únicamente fibra (si no lo colaste) y el azúcar de la fruta”, describe.
En una entrevista, la doctora Karen Rodríguez Lemus destaca que por sus propiedades antioxidantes, la vitamina C previene el estrés oxidativo de las células y ayuda en otras funciones al cuerpo, por lo tanto tiene un papel importante en la función de varios grupos celulares incluyendo las células del sistema inmunitario.
¿Qué tanto ayuda la vitamina C en el contexto del COVID?
El sistema inmune o inmunológico es el encargado de evitar contagios de enfermedades respiratorias, por ello para fortalecer al cuerpo se aconseja el consumo de alimentos con vitamina C, como parte de una dieta saludable.
Sin embargo, cuando se habla de COVID todo es más complejo, pues los conocimientos sobre el virus son cambiantes, las investigaciones se desarrollan cada día y se sigue analizando el papel de vitaminas como la C y D en tratamientos.
La doctora Karen Rodríguez expone que si bien en condiciones normales el sistema inmune nos protege de cualquier infección, el COVID tiene una fase en la que despierta tanto al sistema inmune que termina dañando a la persona, “lo que causa las complicaciones sobre todo a nivel pulmonar es precisamente esa respuesta exagerada del sistema inmune ante el virus”.
Cuando apenas iniciaba la pandemia se consideraba que solo las personas con enfermedades y un sistema inmune débil podrían complicarse en caso de un contagio, pero luego notaron que no siempre era así y, además, afectaba a cualquier grupo de edad:
“La lógica era que las personas jóvenes tenían mejor sistema inmune e iban a responder mejor ante la infección, pero con el paso de los meses eso no fue así: los jóvenes o personas sin comorbilidades también se infectan, también se complican y también fallecen y por otra parte hay personas con el sistema inmune muy bajo que tuvieron síntomas leves”, dice la doctora.
Por ello, consumir vitamina C fortalece el sistema inmune, pero no es una garantía contra el COVID, según la especialista, en lo que sí ayudaría en este contexto es a no enfermar de otros virus como el resfriado común, pues ahora es posible contraer ambas a la vez.
“La experiencia nos dice que las personas con más comorbilidades tienen más riesgo de complicarse, así es que hay que mantener una dieta saludable para evitar tener enfermedades crónico degenerativas y las personas que ya lo tienen deben tener un buen control de las mismas”.