Hoy la tradición vinícola se extiende por todo el territorio mexicano en viñedos, restaurantes, incluso en esa copita de vino de vez en cuando que bautiza cualquier reunión calurosa en forma de clericot, tinto de verano o sola; sin embargo, su sabor tocó puerto en estas tierras hasta el siglo XVI, cuando navegantes españoles trajeron la uva y empezaron a producir vino, en especial de consagrar.
Según el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, la producción de esta bebida alcohólica que surge de la fermentación del mosto de uva fue prohibida durante un tiempo por intereses económicos de la Corona.
“Es notable mencionar que en el país existe la casa vinícola más antigua del continente americano, establecida en 1597, en Parras, Coahuila”, detalla dicha fuente especializada.
Además, Larousse Cocina expone que en el siglo XIX en Guanajuato se estableció la primera hacienda autorizada para producir vino de consagrar: Hacienda Gamba, la cual a principios del siglo XX se convirtió en la única fábrica de vinos del estado.
Los vinos no solo varían por el tipo de uva, México produce cabernet sauvignon, cariñena, chenin blanc, fehrzago, colombard, garnacha, Málaga, malbec, merlot, misión, moscatel, nebbiolo, palomino, petit syrah, chardonnay, pinot noir, riesling, salvador, sauvignon blanc, semillon, ugni blanc y zinfandel; sino que el vino de consagrar requiere de condiciones especiales.
¿Cómo es el vino de consagrar?
El vino es un alimento de gran importancia en la tradición judía y también en la católica, no solo por las historias sobre cómo Jesús convirtió el agua en vino, también simboliza su sangre durante la Eucaristía.
Al vino de consagrar también se conoce como de misa o de comunión, se utiliza en las liturgias cristianas y hay normativas que detallan su elaboración.
En un documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede se exponen las condiciones de la calidad del pan y del vino destinados a la Eucaristía, los cuales anteriormente eran elaborados en las mismas comunidades religiosas, pero luego comenzó a ofertarse en supermercados y demás negocios.
- Natural y puro: Según se expone, “El vino que se utiliza en la celebración del santo Sacrificio eucarístico debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas.
- En perfecto estado y sin avinagrarse.
- Saber con exactitud la procedencia y carácter genuino: “la Iglesia exige certeza sobre las condiciones necesarias para la validez de los sacramentos. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género, que no constituyen una materia válida”.
- Tipo de uva: Puede ser de cualquier variedad de uva y se prefieren los dulces, en un artículo, José Antonio Goñi Beásoain expone que aunque no hay normativas al respecto, se prefirió el tinto porque su color evoca a la sangre, aunque luego se optó por el blanco para evitar manchas.
¿Por qué se toma vino de consagrar?
En el texto El Pan y el Vino para la celebración de la Eucaristía, Goñi Beásoain agrega que, antiguamente, en el año 172, hubo un grupo que celebraba la misa con agua en lugar de vino, a los cuales se conoce como acuarianos, acto que luego fue rechazado porque la bebida que Jesús usó para la última cena fue vino.
Hay excepciones, se puede pedir permiso de tomar mosto (zumo de uva) para los sacerdotes que viven con alcoholismo u otra enfermedad.
Asimismo, el investigador expone que en la actualidad solo los curas acostumbran beber vino, mientras que los asistentes reciben únicamente el pan consagrado, pero no siempre ha sido así: “Durante los primeros siglos de la historia de la Iglesia todos comían del pan y todos bebían del vino ya que el mismo Cristo así lo quiso: ‘tomad y comed… tomad y bebed’”.