Food and Drink

Estos sí son ‘muy salsa’: Conoce los tlacoyos ahogados del Mercado de Santa Fe

¿Ya probaste los tlacoyos ahogados? Esta delicia te espera en Santa Fe, con una salsa picosita en el la cima una costilla o un huevo estrellado y sus respectivos frijoles refritos.

Si en Mixcoac reinan las gorditas, Santa Fe es la tierra de los tlacoyos ahogados en salsa, una suculenta invención de los comales chilangos en la Ciudad de México.

Los tlacoyos son de origen prehispánico y ha encontrado con el tiempo todo tipo de ingredientes en su camino, algunos de los cuales llegaron al actual territorio mexicano hasta después de la Conquista pero se acomodaron tan bien entre su masa que bien podríamos pensar que siempre han estado ahí, como el chicharrón prensado, la manteca, el queso y hasta la cebolla.

Este antojito ha aliviado el hambre y el antojo a través de las décadas, a bajo presupuesto, con requesón, haba, frijol, rellenos de posibilidades, una de las más suculentas están estos que casi se quieren convertir en enchiladas al aventarse en una alberca de salsa picosita.

Si te decides a atravesar la metrópoli hasta Santa Fe, tierra de ‘Godínez’ y tragedias amorosas como las de Renata y Ulises en la película ‘Amarte duele’, encontrarás historias menos amargas en su mercado, donde en la entrada el aroma a garnacha anuncia el camino a la gula, el color anaranjado es su distintivo.

Los originales tlacoyos de Santa Fe

Los tlacoyos ahogados de Doña Pati se distinguen por su forma, son alargados, hechos a mano con precisión y abundante relleno (quesillo o chicharrón), cocidos al comal, fritos en un lago de aceite, donde agarran color y se vuelven doraditos, para luego echarse a nadar en una enorme olla de salsa verde que parece nunca acabarse.

Ya en el plato de barro, se agregan unos chorros de más salsa, son cubiertos con queso, crema, pollo, huevo estrellado o hasta una costilla completa y con sus frijoles refritos al lado.

La tradición de estos antojitos de Santa Fe se remonta hasta la década de los 70, cuando Paty y su mamá Rosa atendían un puesto de antojitos a espaldas del Mercado Santa Fe, con el tiempo consiguieron su local al interior, donde se ganaron la fidelidad de los estómagos garnacheros a mordidas.

La sazón ya la tenían y ‘sin miedo al éxito’ hace unos años tuvieron la idea de ahogarlos en una salsa de tomate, cilantro, cebolla y ajo.

Aunque reinan los tlacoyos, en este lugar también puedes encontrar otras delicias como tostadas, gorditas, quesadillas, sopes, chilaquiles, enchiladas y tacos dorados.

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