El atún en lata es el salvador de todo ‘Godín’: puede ser un almuerzo rápido y práctico en una oficina, desde sándwiches, tostadas o ensaladas, hasta platillos más elaborados si se tiene el tiempo para ello, ¿pero qué tan sano es consumirlo diario?
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), este es uno de los principales productos de conserva con importancia económica comercial.
¿De qué está hecho el atún en lata?
En principio, el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana explica que atún es un nombre genérico para referir a varias especies de peces que suelen enlatarse, aunque también se consume fresco.
“La pesca indiscriminada del atún puso en peligro de extinción a los delfines, por lo que se han tenido que reglamentar los métodos de su captura”, describe, ya que estos peces se encuentran en grandes cardúmenes y a veces en las redes quedan atrapados otras especies, “Actualmente los atunes pequeños, delfines y otras especies que caen en las redes son devueltos al mar”.
Para llegar a la lata, Profeco detalla que el atún es sometido a un proceso de esterilización con el cual se aumenta su conservación y se envasa de forma hermética, incorporan:
- Aceites y caldos vegetales.
- Hay marcas que agregan caldo de soya y/o soya texturizada (sustituye una proporción del atún principalmente en las presentaciones de hojuelas y desmenuzado), cuyo porcentaje debe estar indicado en la etiqueta.
¿Qué tanto atún puedo comer?
Si bien el atún puede tener muchos beneficios en una dieta saludable, ya que es rico en ácidos grasos omega 3 y 6, los cuales ayudan a reducir el colesterol y los triglicéridos, también se le ha investigado por su contenido de metales pesados, si se consume demasiado puede suceder un envenenamiento por mercurio.
La OEHHA explica que el atún es uno de los pescados que tienen más mercurio, el cual pasa a ellos debido a su alimentación de plantas y animales acuáticos en forma de metilmercurio (una forma de mercurio más tóxica).
El problema es que si una persona consume demasiado mercurio puede tener daños a la salud, en especial a niños y bebés; los adultos pueden presentar afectaciones al sistema nervioso y esta sustancia se puede transmitir a los bebés durante el embarazo y la lactancia.
Las grasas adicionales que contienen las latas también han puesto a este producto en la mira, ya que algunas no detallan qué tipo de aceites se utilizan, por lo que los especialistas en nutrición han recomendado elegir su versión natural o la que describe que tiene aceite de girasol u oliva. También se recomienda escurrir el atún.
La Oficina de Evaluación de Riesgos a la Salud Ambiental (OEHHA) recomienda consumir atún enlatado solo 2 veces por semana.
En el caso de mujeres embarazadas, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), sugiere limitarlo a 170 gramos semanales.
La FDA agrega que es mejor el atún claro enlatado porque contiene menos mercurio, asimismo, coincide en que de dos a tres porciones semanales es una cantidad segura, no más de 340 gramos.
Considera que una porción de pescado para adultos es la cantidad que cabe en la palma de su mano (alrededor de 113 gramos).
En un artículo del sitio Eat this, not that, el especialista Andrea Paul detalla que todos los pescados tienen cierto nivel de mercurio, “el atún enlatado tiene niveles relativamente altos de mercurio, por lo que su consumo podría volverse potencialmente dañino por encima de las tres porciones a la semana”.