El consumo de alcohol no siempre está indicado para todas las personas, ya que a su alrededor hay una serie de condiciones sociales y de salud en las que ‘esa copita de vino de vez en cuando’ en realidad debería omitirse.
Después de que en el siglo XX el alcoholismo fue declarado una enfermedad y la causa de muerte de 3.5 millones de personas al año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promovió que cada 15 de noviembre se conmemore el Día Mundial sin Alcohol para concientizar a la sociedad sobre los daños físicos y psicológicos que están en las profundidades de ese ‘fondo, fondo, fondo’.
De acuerdo con la OMS, el uso nocivo de alcohol es uno de los factores causantes de más de 200 enfermedades y trastornos; incluso puede provocar defunciones y discapacidades a edad temprana.
Harvard T.H. Chan School of Public Health explica que las bebidas con alcohol no están incluidas en el Plato de Alimentación Saludable, por ello hay que sopesar riesgos y beneficios al hacerlo y tener en cuenta la moderación.
Sin embargo, en ciertos casos es mejor evitar el alcohol por completo.
Personas que no pueden consumir alcohol
Alcoholismo
Beber alcohol puede ser adictivo, especialmente para personas con antecedentes familiares de alcoholismo.
En principio, la CDC indica evitar el alcohol “si se están recuperando de un trastorno por consumo de alcohol o si no pueden controlar la cantidad que beben”.
Este grupo debe sacar definitivamente el consumo, por su condición tampoco se recomienda que consuman cerveza sin alcohol, ya que podrían presentar un pequeño porcentaje.
Problemas de hígado
En el caso de quien tiene alguna enfermedad hepática como cirrosis, hepatitis, del hígado graso no alcohólico o colangitis, alcohol puede empeorarlo y contribuir a otras enfermedades como cáncer de hígado.
Intolerantes al alcohol
Según Mayo Clinic, la intolerancia al alcohol causa molestias inmediatas después de ingerir bebidas de este tipo, desde congestión nasal a enrojecimiento en la piel.
“La intolerancia al alcohol se produce a causa de un trastorno genético que le impide al cuerpo procesar el alcohol de manera eficiente. La única manera de evitar estas reacciones molestas es suprimir el consumo de alcohol”.
Durante el embarazo
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos explican que consumir alcohol durante el embarazo puede propiciar que el recién nacido tenga una discapacidad.
Además, se incrementa el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro y otros padecimientos.
Menores de edad
El Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA, por su sigla en inglés) explica que el consumo de alcohol suele comenzar en la adolescencia y, además de provocar consecuencias como sobredosis de alcohol accidentes y hasta suicidios, afecta al desarrollo.
De acuerdo con las investigaciones, el cerebro de los jóvenes se desarrolla hasta los 20 años y “el alcohol puede alterar este desarrollo, lo que podría afectar tanto a la estructura del cerebro como a su función. Esto puede causar problemas cognitivos o de aprendizaje, y/o aumentar la vulnerabilidad del trastorno por consumo de alcohol, especialmente cuando las personas comienzan a abusar el alcohol a una edad temprana”.
Al tomar medicamentos
La CDC explica que si tienen ciertas condiciones médicas o están tomando ciertos medicamentos que pueden interactuar con el alcohol, éste debe omitirse.
Un artículo de Harvard explica que el alcohol interactúa de manera “potencialmente peligrosa” con una amplia variedad medicamentos, incluso el paracetamol, los antidepresivos, los anticonvulsivos, los analgésicos y los sedantes.
Diabetes
La American Diabetes Asossociation (ADA) explica es dañino combinar con alcohol los medicamentos para controlar la diabetes, en particular la insulina, pues existe el riesgo de padecer bajos niveles de azúcar en la sangre. Tampoco está indicado para personas con prediabetes.
Personas con depresión
El consumo de alcohol puede agravar síntomas de la depresión y ansiedad, ya que la bebida es un depresor del sistema nervioso; además, combinar los medicamentos para estas afecciones con alcohol es riesgoso.
Personas con acidez estomacal
El alcohol es un irritante capaz de empeorar la acidez estomacal, así que es mejor evitarlo en esos casos.
“El alcohol puede causar reflujo ácido “, dice Alicia Galvin al portal Eat this, not that, “relaja el esfínter esofágico inferior, la banda de músculos entre el esófago y el estómago. Cuando esto sucede, el ácido del estómago puede subir más fácilmente al esófago y causar acidez estomacal ocasional”.
Si esto pasa con regularidad, la acidez puede volverse un inconveniente constante y aumentar el riesgo de cáncer.
Personas con problemas de corazón
Harvard T.H. Chan School of Public Health explica que hay estudios que muestran una asociación del consumo de alcohol leve a moderado con la reducción de riesgo (25 a 40 %) de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular isquémico (causado por coágulos), enfermedad vascular periférica, muerte cardíaca súbita y muerte por todas las causas cardiovasculares.
“Sin embargo, aumentar el consumo de alcohol a más de 4 tragos al día puede aumentar el riesgo de hipertensión, ritmos cardíacos anormales, accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y muerte”.
Además, si tienen padecimientos cardiovasculares un consumo constante y excesivo de alcohol puede ser dañino y debilitar este órgano.
Personas con hipertensión
En personas hipertensas, hay estudios que ha relacionado el consumo de altas dosis de alcohol con el aumento de la presión.
Personas con sobrepeso o que buscan perder peso
En este grupo el consumo puede afectar el déficit diario de calorías necesario para perder peso.