¿Amas tanto los camarones que tu antojo te lleva siempre a un buffet de mariscos? Este es un ingrediente tan versátil que se puede encontrar en todo tipo de platos, desde una pasta, hasta un caldo para ‘revivir muertos’ durante una resaca, al ajillo, a la diabla, empanizados, en tostadas, aguachiles, cocteles y un etcétera que solo Bubba podría enlistar en la película Forest Gump (1994):
“Como iba diciendo, los camarones son la fruta del mar: pueden hacerse a la brasa, cocidos, al horno, al vapor, salteados, se pueden hacer brochetas de camarón, camarones criollos, guiso de camarón, camarones fritos, rebozados, sofritos o camarones con piña, camarones al limón, camarones con mango, con pimientos, sopa de camarón, en estofado, en ensaladas, camarones con papas, hamburguesa de camarón, sándwich de camarón...”
No se trata de un alimento precisamente económico para comer diario, pero cuando se presenta la oportunidad no existe ‘llenadera’, ¿qué pasa en tu cuerpo cuando comes en exceso este ingrediente?
¿Qué pasa si como demasiados camarones?
En principio, los camarones pueden formar parte de una dieta equilibrada, en el portal especializado Eat this, not that se explica que son una gran fuente de proteína y es una buena forma de incorporar un mineral esencial: el cobre, involucrado en la formación de tejido conectivo.
En México se producen y pescan distintos tipos de camarones, forman una parte muy importante de la gastronomía, aunque su consumo tiene algunas precauciones.
No consumes tanto omega-3 como crees
De acuerdo con Harvard T.H. Chan School of Public Health, algunos mariscos, dentro de los cuales suelen englobarse los camarones, son reconocidos como una fuente dietética importante de dos ácidos grasos poliinsaturados omega-3, producidos por ciertos tipos de algas consumidas por animales acuáticos, los cuales llegan hasta nuestro plato en sus tejidos u órganos.
Sin embargo, Eat this, not that precisa que que los camarones tienen una muy baja cantidad de este omega-3: solo alrededor de 0.24 gramos por porción de 3 onzas, en comparación con pescados (arenque, sardinas y salmón) que tienen entre 1.19 y 1.83 gramos en la misma cantidad.
Por ello hay que “ser consciente de que si está comiendo mariscos por sus beneficios de omega-3, aún debe inclinarse por los pescados grasos más que por los camarones”.
El exceso de camarones eleva el colesterol
Una porción de 85 gramos de camarones tiene alrededor de 140 miligramos de colesterol y cero gramos de grasa saturada, explica Eat this, not that, pero la preparación con mantequilla, coco o empanizado puede aumentar la ingesta de grasas en el plato.
“Es probable que el consumo excesivo (aquí se hace hincapié en el exceso) de colesterol contribuya al riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”, describe, “ya no existe una recomendación establecida para el colesterol dietético, pero la mayoría de los profesionales de la nutrición sugieren mantener la ingesta por debajo de 300 miligramos al día”.
Además, las porciones de camarones en restaurantes pueden ser mucho más grandes que las porciones recomendadas.
Demasiado sodio
Los camarones, al igual que la mayoría de los mariscos, son ricos en sodio, lo cual compromete su perfil nutricional.
Cabe destacar que las preparaciones con este ingrediente suelen sumar más sal, cuyo exceso eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares, en especial para quienes ya tienen factores de riesgos.
Aumenta el ácido úrico
Al ingerir demasiados mariscos es posible que se eleven los niveles de ácido úrico en la sangre (hiperuricemia), lo cual sucede cuando el cuerpo no es capaz de eliminar dicha sustancia como lo hace usualmente (a través de la orina) o por una dieta alta en purinas, presente precisamente en alimentos como los camarones.
Con un consumo excesivo de camarones aumenta el riesgo de padecer gota, explica el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), esta enfermedad reumática se produce por la formación de cristales de ácido úrico en tejidos como las articulaciones.
En una persona sana podrían no verse efectos inmediatos al ir, por ejemplo, a un buffet de mariscos, pero en alguien que ya tiene problemas con su ácido úrico quizá sienta malestares como consecuencia por su cuadro de gota, como dolor en articulaciones.