Saladas, Marías y de animalitos son tres tipos de galletas presentes en la vida cotidiana de las mesas mexicanas debido a su precio, ya que paquetes completos se venden de 15 a 50 pesos, ¿pero de dónde vienen esas diminutas piezas con formas de tigres, pumas, camellos, rinocerontes, canguros, hipopótamos, bisontes, leones, hienas, cebras, elefantes, ovejas, osos, monos, focas y jirafas?
Este tipo de galleta es horneada con la forma de un animal de zoológico o circo, se consumen sin otro acompañante y hay algunas variedades de sabores como chocolate o escarchadas.
¿Cuál es el origen de las galletas de animalitos?
En el libro American Food by the Decades, de Sherri Machlin, se relata que las galletas de animalitos comenzaron a venderse en Estados Unidos a finales de la década de 1880, para 1876 se promocionaron como ‘Zoológico’ en la Exposición del Centenario en Filadelfia.
Sin embargo, su popularidad mundial llegó con el circo. En 1889, Circo Barnum y Bailey (de Estados Unidos) decidieron hacer una gira por Inglaterra, así que cruzaron el océano con sus animales en un barco y los ingleses, que ya habían inventado las galletas de animalitos, comenzaron a poner en las cajas el nombre y forma del circo. Se llamaron Barnum’s Animals.
En Inglaterra, el país de las galletas y el té, también nacieron las galletas Marías, esos crujientes animalitos viajaron de nuevo a través del océano, donde ante su popularidad en 1902 comenzó a producirlas National Biscuit Co. (precusor de Nabisco).
“Estas galletas tenían una inclinación distintiva de zoológico y animales de actuación. Cuando los empaques llamativos comenzaron a florecer a principios del siglo XX, los ejecutivos de Nabisco sabían que Barnum’s Animals tenía que diferenciarse”, agrega Sherri Machlin.
En ese entonces se vendían en barriles de galletas, así que Nabisco comenzó a vender un vagón de circo rojo que se puso de moda en la Navidad de 1902, para que pudiera colgarse en los árboles como un adorno navideño. Se vendió en cinco centavos.
Luego para la década de los 40 fueron llamadas Barnum’s Animals Crackers. Hoy hay diversas marcas de este tipo de galleta, en México también son populares incluso en los aguinaldos navideños para los niños.
En México, se volvieron famosas las que producían en una fábrica llamada Lance Hermanos, mejor conocida como Tres Estrellas, que se situaba en la Calzada San Antonio Abad, Ciudad de México.
¿Cuántas galletas de animalitos hay?
Son 53 tipos diferentes de figuras las que forman ese zoológico destinado a acompañar un vaso de leche cualquier taza y en 2002 Nabisco agregó el koala, para conmemorar un siglo de historia en Estados Unidos, donde tienen un Día Nacional de las Galletas de Animalitos, el 18 de abril.
Las más usuales son tigres, pumas, camellos, rinocerontes, canguros, hipopótamos, bisontes, leones, hienas, cebras, elefantes, ovejas, osos, monos, focas y jirafas.
En la película Curly Top (1935), Shirley Temple interpreta un tema llamado ‘Animal crackers in my soup’:
“Galletas de animales en mi sopa,
Los monos y los conejos hacen un bucle en el bucle ...”
En la realidad, nunca hubo conejos, aunque monos, sí.
¿Qué tan sanas son las galletas de animalitos?
Las de animalitos fueron tema de un análisis de calidad de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) publicado en la Revista del Consumidor de febrero de 2023, donde se explica que esas tres galletas tienen en común algunos ingredientes que varían según la marca:
- Harinas: de trigo o maíz, “se componen principalmente de carbohidratos, los cuales contribuyen a proporcionar energía”.
- Grasas: aceites vegetales y otras grasas hidrogenadas, “a pesar de ser de origen vegetal y por el tratamiento fisicoquímico al que son sometidas, se comportan en nuestro organismo como grasa saturada que en exceso aumentan los niveles de colesterol sanguíneo”.
- Azúcares añadidos
- Sal: aparte de dar sabor, ayuda a aumentar la firmeza de la masa y manejabilidad. La mayoría aumenta otros aditivos como sodio.
- Edulcorantes: algunas etiquetas suman este tipo de sustancias en sustitución de las azúcares. No se recomienda su consumo en niños.
La Profeco recomienda revisar la cantidad de sellos de advertencia en las etiquetas y moderar el consumo, ya que son muy calóricas y cuando se consumen es muy fácil excederse de los límites diarios recomendados.