La calle Cinco de Mayo sabe a cafecito con historia: en esta vialidad en el Centro Histórico de la Ciudad de México permanece una cafetería de más de 100 años de existencia: La Blanca.
La metrópoli cuenta su historia con los sabores de antaño que la han alimentado durante décadas, desde las famosas Tortas Armando, donde hace 130 años dicen que nació esta preparación de telera, hasta el Opera Bar que también se instaló en Cinco de Mayo y donde cuentan que Pancho Villa dejó incrustado un balazo en su techo.
¿Cómo nació Café La Blanca?
Poco después de que se inaugurara Café Tacuba en 1912, comenzó la historia otro de los cafés más antiguos de la CDMX, aunque en realidad en su orígen era una lechería.
En 1915, el español Higinio Gutiérrez Peláez abrió un expendio de leche en Cinco de Mayo 38, tenía el nombre de su rancho de en Texcoco, Estado de México: La Blanca Asturiana. Desde ahí llevaban sus productos hasta el Centro Histórico y con el paso del tiempo ahí mismo comenzaron a ofrecer también otros alimentos.
Para 1943, Marciano Diez y Diez compró el negocio para ampliar el menú y el espacio, fue en esa década que se mudaron a su local actual, en el número 40 de la misma calle, un edificio construido en 1870 que antes albergó al Hotel Comonfort. Ahí iniciaron de nuevo, solo con alrededor de ocho mesas.
“La fama de café La Blanca subía como la espuma y se había convertido en el favorito de todos para pasar a comer después de pasear por el Centro Histórico”, relatan en su sitio web oficial.
A través de su historia, sus meseros cuentan que ha sido visitado por presidentes como Carlos Salinas de Gortari o Andrés Manuel López Obrador, “ahí se detenían los presidentes de la República en camino al besamanos del Palacio Nacional en segundo acto del informe de gobierno. Ahí se detuvo la memoria de tres, cuatro, cinco generaciones. Se reciben suspiros”, escribe el cronista Alberto Barranco.
Además, han pasado por ahí otras celebridades como el boxeador Ricardo ‘El Finito’ López, la actriz Edith González, los hermanos Bichir y el escritor Carlos Monsiváis.
En la actualidad, sus paredes están llenas de fotografías antiguas, de esas calles capitalinas que alguna vez se vieron por sus ventanas.
Hay cerca de 15 tipos de café caliente, desde luego destaca el “lechero”, Alberto Barranco Chavarría describe como “el rito sagrado de la leche hirviendo a la que baña el café con freno hasta que el cuerpo aguante.
Tienen otros tantos de bebidas frías, postres, sándwiches, chilaquiles, enchiladas, paellas y menús del día si buscas una comida completa, son legendarios sus tamales de nata. No faltan las canastas de pan dulce, con conchas, polvorones, orejas y mantecadas para acabar de darle una mordida a su historia.
- ¿Dónde? Avenida 5 de Mayo 40, Centro Histórico, Cuauhtémoc, Ciudad de México.
- ¿Cuánto? De 150 a 200 pesos por persona.