Food and Drink

¿Qué pasa si tomas aceite de coco todos los días?

El aceite de coco ha sumado mucha popularidad en las cocinas, se promueve como muy saludable, sin embargo, su consumo en exceso o habitual puede perjudicar a la salud.

Aunque es un ingrediente que ha sumado mucha popularidad y da un toque tropical a la comida que recuerda a la playa, el aceite de coco es un ingrediente que debería de utilizarse con moderación en las cocinas, pues excederse trae consigo una serie de efectos secundarios para el cuerpo.

Los aceites de cocina son ingredientes que se emplea en la preparación de alimentos, ayudan a freír, saltear y evitan que la comida se pegue en los utensilios, aunque algunos son más dañinos que otros, ¿en dónde estamos con el de coco?

¿Para qué sirve el aceite de coco?

El aceite de coco, que proviene de la pulpa prensada o extraída en frío de este fruto de climas tropicales, se caracteriza por su color blanco, textura sólida a temperatura ambiente y líquida al calentarse, además de un dulce aroma.

Según el sitio de Web MD, el aceite de coco no contiene la fibra del fruto del que proviene y tiene algunos nutrientes esenciales para el cuerpo, pero en pequeñas cantidades, como la vitamina E y polifenoles (con propiedades antioxidantes).

El portal de Healthline, especializado en temas de salud, señala que el aceite de coco se compone en su mayoría por grasas saturadas, la cual en exceso puede dañar a la salud.

El aceite de coco se usa para cocinar, como cualquier otro aceite, también puede tener usos cosméticos y en remedios caseros, pero muchas veces las formas en las que se emplea son riesgosas para la salud a la larga.

A diferencia de otros aceites para cocinar, la fuente de grasas saturadas de la versión de coco permite que sea resistente a la oxidación de células que produce el calor, por lo que es adecuado para métodos de cocción a altas temperaturas.

Las investigaciones hasta ahora son contradictorias, es hasta cierto punto nutritivo, pero hay opciones más saludables, como el de oliva.

¿Qué contraindicaciones tiene el aceite de coco?

Aparte de sus características principales, de acuerdo con My fitness pal, una cucharada contiene alrededor de 113 calorías, es por ello que su consumo debe ser moderado para no aumentar la ingesta calórica diaria.

Estos son algunos de los efectos que se pueden presentar en el organismo por el consumo de aceite de coco.

Aumento de colesterol

La Clínica de Cleveland señala que, al estar compuesto por grasas saturadas, el aceite de coco es un ingrediente que puede aumentar los niveles del colesterol de lipoproteína de baja densidad, apodado como el ‘malo’.

Los altos niveles de colesterol se asocian con problemas cardiovasculares y el aumento de presión arterial.

La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda limitar el consumo de alimentos con altos niveles en grasas saturadas para evitar estos efectos secundarios.

Problemas estomacales

El sitio especializado de Eat this, not that explica que en algunos casos, personas que consumen mucho aceite de coco han presentado problemas como malestares de estómago y hasta diarrea; sin embargo, aún no hay suficientes estudios.

No hace bajar de peso

Web MD agrega que los triglicéridos de cadena media (MCT) que contiene el aceite de coco son un tipo de grasa que, se cree, pueden ser convertidos en energía en lugar de ser almacenados en el cuerpo, por lo que podría generar una sensación de saciado que evita comer de más.

Sin embargo, las pruebas que se han hecho hasta el momento son en aceite de coco que tienen una composición especial 100% con MCT, no son los productos comerciales que encuentras en el supermercado, por lo que no verás este efecto.

No existen pruebas actuales que comprueben que el aceite de coco puede aumentar las calorías quemadas.

Aumento de peso

Los especialistas Lyssie Lakatos y Tammy Lakatos Shames explican a Eat this, not that que este ingrediente puede promover el aumento de peso:

“La mayoría de la gente piensa en el coco como un alimento vegetal sano, y normalmente, cuando la gente ve un alimento como ‘sano’, no piensa en él como un problema para la cintura”.

Aumento de azúcar

Aparte de ser una fuente de grasas saturadas, algunas presentaciones del aceite de coco contienen exceso de azúcares que a su vez pueden producir efectos como: aumento de peso, elevación de presión arterial, diabetes, entre otros.

“Si tu forma favorita de comer coco es en una forma que ha sido procesada con azúcar, puede que sin saberlo (o sabiéndolo) estés acumulando cucharaditas (de azúcar)”, comentaron The Nutrition Twins a Eat this, not that.

¿Cuántas veces a la semana se puede usar el aceite de coco?

De acuerdo con Healthine, los mejores aceites para cocinar son aquellos que no se descomponen al estar expuestos a altas temperaturas, como las versiones de oliva, aguacate, cártamo y sésamo.

En el caso de las personas que prefieren utilizar el de coco por su sabor o aroma que deja en los alimentos, existe una recomendación de consumo.

En una dieta saludable de 2 mil calorías por día, Healthline recomienda mantener el consumo total de grasas saturadas diario por debajo de las 200 calorías.

Es por ello que lo mejor sería consumir menos de dos cucharadas por día de aceite de coco para evitar padecer algunos de sus efectos secundarios.

A pesar de ello, hasta el momento no hay una recomendación oficial de cuanto aceite de coco debería utilizarse de manera semanal.

¿Qué dice la OMS sobre el aceite de coco?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera que el aceite de coco sea de las grasas más saludables, es más lo desaconseja frente a otras opciones más sanas como las grasas no saturadas que encontramos en pescados, aguacates, frutos secos y ciertos aceites vegetales.

Dicha instancia reitera que los aceites de girasol, soya, canola y oliva son preferibles a:

  • Grasas saturadas: aceite de coco, de palma, carne grasa y derivados animales como mantequilla, nata, queso y la manteca de cerdo.
  • Grasas trans de todos los tipos, como las que se producen industrialmente (pizzas congeladas, pasteles, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables).
  • Grasas trans de rumiantes: presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes (vacas, ovejas, cabras y camellos).
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