Destapar un ‘chesco’... ¿no es el mejor plan para el estómago? A pesar del delicioso sabor del refresco, sus efectos secundarios afectan a los diversos órganos del cuerpo, incluido el encargado de la digestión de los alimentos.
El sitio de Harvard T.H. Chan School of Public Health explica que los refrescos son un tipo de bebida azucarada, aquella cuyos ingredientes principales son azúcares añadidos, edulcorantes, colorantes, entre otros.
Existe un vasto mundo de variedades de refresco que se caracterizan por sus dulces sabores y colores; sin embargo, ¿te has preguntado qué efecto tiene en el estómago y el sistema digestivo?
¿Por qué el refresco es malo para el estómago?
El estómago es un tipo de órgano muscular que, de acuerdo con la Clínica de Cleveland, forma parte del tracto digestivo y se encarga de descomponer los alimentos para que entren al intestino y puedan absorberse sus elementos esenciales.
Aparte del estómago, el sistema digestivo se compone por otros órganos como la boca, el esófago, intestinos, colón, vesícula biliar y algunos que parecerían pertenecer a otras áreas del organismo como el páncreas y el hígado.
La salud del sistema digestivo puede afectarse por diversos aspectos, principalmente por los alimentos y líquidos a los que sea expuesto. Harvard T.H. Chan School of Public Health señala que las bebidas azucaradas, los refrescos, son de los elementos más dañinos para el cuerpo.
Esto se debe a que, aparte de su alto contenido en azúcar, edulcorantes y calorías, los refrescos contienen ciertos ingredientes que dañan al cuerpo. Estos son algunos de los efectos secundarios de la bebida azucarada en la salud del estómago y el sistema digestivo.
Molestias estomacales
En conversación con USA Today, la especialista Jamie Bering señaló que el estómago puede sufrir de diversos malestares por los ingredientes del refresco.
“La ingesta excesiva de azúcar puede provocar un desplazamiento osmótico de los líquidos y un rápido aumento de los niveles de azúcar en sangre, lo que puede provocar náuseas, calambres y diarrea en algunas personas”, comentó Bering.
Empeora afectaciones del estómago
El estómago puede verse afectado por problemas como úlceras, un tipo de herida, y gastritis. Platicando con USA Today, la especialista Lisa Young asegura que la cafeína de algunos refrescos aumenta la cantidad de ácido en el estómago:
“Las personas con estómagos sensibles o ‘personas con problemas digestivos deben evitar especialmente estas bebidas”.
Problemas en el páncreas
El páncreas es un órgano esencial para el funcionamiento del cuerpo, ya que produce los jugos necesarios para que se lleve a cabo una correcta digestión; sin embargo, el consumo excesivo de productos con azúcares refinadas puede dañarlo, como el refresco.
La plataforma de Mount Sinai Health System explica que una dieta alta en azúcar puede producir cálculos biliares, se trata de depósitos duros de bilis en el páncreas que puede afectar la salud de varias maneras y hasta ser mortales.
Aparte de los malestares de estas ‘piedras en el páncreas’, la Clínica de Cleveland comenta uno de sus efectos es la inflamación del órgano, una enfermedad conocida como pancreatitis.
Lo más recomendable es acudir al doctor si se tiene sospecha de cualquiera de estas afectaciones para iniciar el tratamiento adecuado.
Altera la presencia de bacterias intestinales
Las bacterias que se encuentran en el intestino, cuyo nombre oficial es microbiota intestinal, ayudan a que el cuerpo pueda absorber los nutrientes de los alimentos y líquidos.
El portal especializado de Healthline agrega que los edulcorantes, aquellos endulzantes artificiales que se encuentran en el refresco, alteran la presencia de las bacterias; sin embargo, se deben de realizar más estudios para comprender el alcance de este efecto secundario.
Síndrome del intestino irritable
Healthline también comenta que el consumo excesivo de algunos tipos de azúcar, como la que se utiliza para la elaboración del refresco, aumenta el riesgo de padecer síndrome del intestino irritable.
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés), agrega que este padecimiento produce síntomas como dolor en el estómago, inflamación, diarrea, constipación, entre otros.
Se debe acudir con un especialista para que se elabore un tratamiento para tratar los efectos del síndrome del intestino irritable, ya que es una afectación que no tiene cura.
Lastima la salud dental
Asimismo, Healthline comenta que los ingredientes del refresco promueven en que los dientes sufran de erosión y daño en el esmalte.
Los refrescos de cola, que contienen ácido fosfórico, también aumentan el riesgo de que la salud dental se deteriore.
Afectar al hígado
La Clínica de Cleveland agrega que el hígado forma parte del sistema digestivo, se trata de un órgano especializado en producir enzimas necesarias para el cuerpo y el filtrado de la sangre.
El sitio de Mayo Clinic, especializado en temas de salud, asegura que las altas cantidades de azúcar en el refresco puede elevar el riesgo de padecer hígado graso, una afectación que daña su funcionamiento.
Asimismo, el refresco puede generar una resistencia a la insulina que a su vez aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes.
¿Por qué el refresco inflama?
La inflamación es una respuesta de defensa del cuerpo ante algún microorganismo o sustancia que lo esté amenazado. Esto ocurre cuando el sistema inmune envía células a las partes del organismo que se encuentren en peligro.
Uno de los efectos secundarios del refresco es que puede producir inflamación, aparte de la que ocurre por su contenido en gas.
La plataforma de Healthline señala que esto se debe a al consumo excesivo de azúcar y edulcorantes de los refrescos. Estos ingredientes producen una inflamación en distintas partes del cuerpo que puede conducir a enfermedades y contrarrestar beneficios de otros elementos en el organismo.
A pesar de ello, se requiere más investigación para determinar sus alcances. Para evitar los efectos secundarios del multiverso de los refrescos, Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) señala que debería evitarse o consumir menos de medio vaso por día.