Inmobiliario

Comunidades dinamizan desarrollo inmobiliario

Bono demográfico e inversiones de largo plazo validan una era de proyectos de usos mixtos.

Comunidades crecen en el país Desarrollos de usos mixtos se adaptan a las condiciones generadas por la pandemia.

El desarrollo inmobiliario de usos mixtos continúa su avance en distintas regiones del país, de cara a los nuevos requerimientos que dejó la pandemia.

Desde su incorporación al mercado en los últimos años, la combinación de giros o usos en un mismo proyecto inmobiliario buscaron diversificar la oferta de valor de los desarrollos, pero en especial dar cabida a la integración de comunidades.

Al inicio de año existían según estadísticas locales un promedio de 100 proyectos de usos mixtos distribuidos en 21 ciudades de México. En ellos se generaron distintas fórmulas de integración que consideraron de manera frecuente vivienda, hotelería, oficinas y retail. La lógica de quienes los han promovido en la industria inmobiliaria se basa en integrar comunidades, centros de convivencia y destino.

Andrés Shapiro, business development de la firma de arquitectura JERDE en Latinoamérica asegura que las comunidades han sufrido un cambio muy positivo gracias a la pandemia, dado que “vino a acelerar cosas que ya veíamos desde el pasado y este es principalmente el enfoque en la calidad de vida, al eficientar la vida en estas comunidades.”

Además, dice, las comunidades han hecho posible detonar el desarrollo urbano de ciudades.

Por su parte, Gonzálo Robina, director general adjunto de Fibra Uno, comenta que independiente al horizonte de largo plazo que representan este tipo de proyectos, el fideicomiso modificó su estrategia de desarrollo al enfocarlo en el mercado industrial, la reconversión de portafolios y la expansión de usos mixtos, éste último como uno de los focos de desarrollo.

“Salvo lo industrial, ya no estamos haciendo centros comerciales free standing o una torre de oficinas free standing, todo ya conlleva usos mixtos. Hacia allá es la tendencia: crear estas microciudades como el caso de Mítikah” donde el beneficio es para sus habitantes y la plusvalía de quienes tienen propiedades en la zona donde se ubica.

Complementario al portafolio de 636 propiedades que actualmente opera, esta FIBRA anunció una inversión de $160 millones de pesos hacia el 2030 para generar proyectos con impacto social, adicional a las medidas complementarias de sustentabilidad y gobierno corporativo, de cara a los criterios ESG (Environmental, Social and Governance).

El mercado

Sin embargo, pese a la evolución la pandemia ha traído retos complementarios para su fortalecimiento y depuración.

“El principal reto es un tema de mercado. En Bosque Real, por ejemplo, tenemos un producto residencial con precios de 10 a 15 millones de pesos en un terreno que es extraordinario con una dinámica de crecimiento y de absorción muy buena, pero por la falta de demanda no es el mejor momento para detonarlo”, explica Vicente Naves, director general de la plataforma inmobiliaria en Artha Capital.

Con este tipo de proyectos, el contexto de mercado puede observarse en las grandes ciudades donde se ubican los usos mixtos que incluyeron giros impactados por la pandemia como el hotelero de viajes de negocios de disponibilidad oficinas y áreas comerciales.

Si bien, la afluencia a los centros comerciales ha mejorado, el entorno de consumo ha impedido una recuperación franca del negocio, que apenas creció con 17 proyectos en 2021, respecto a los registros de 45 centros en 2018, según indican estadísticas generadas por Mac Arquitectos Consultores.

Actualmente existen en el país 910 centros comerciales que integran 23.5 millones de m2 de área bruta rentable.

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