Desde 2014 el mercado inmobiliario inició la certificación de espacios, su construcción y operación enfocados al bienestar de sus ocupantes basado en 100 requisitos que cubren 10 áreas de impacto como aire, agua, alimentación, luz, sonido, confort término, movimiento, materiales, mente y comunidad.
Actualmente el International of the International WELL Building Institute (IWBI) contabiliza más de 37,000 ubicaciones de 125 países que han logrado o se han inscrito para obtener la certificación WELL o las calificaciones WELL, portafolio equivalente a 4 mil 300 millones de pies cuadrados de espacios.
Sin embargo, en julio de 2020 a partir de la pandemia el instituto generó una evaluación complementaria denominada WELL Health-Safety Rating, que no incluye la totalidad del puntaje de las áreas de impacto, sino que se enfoca en la salud y seguridad en los espacios. Con ello se eliminaron características de las operaciones de construcción y políticas de gestión del estándar de construcción para permitir a las organizaciones con estrategias basadas en evidencia para operar edificios y gestionar comportamientos de formas más seguras orientadas a proteger la salud de las personas. ”Esto significa que las organizaciones envían sus protocolos operativos y políticas de gestión, un tercero de confianza verifica si esas políticas cumplen con los requisitos de calificación de seguridad y salud de WELL. En caso afirmativo, las instalaciones obtienen la calificación de salud y seguridad WELL (sin certificación WELL)”, según los parámetros del instituto.
Rachel Hodgdon, presidente and CEO del IWBI considera que la calificación a partir de la pandemia es un camino para que las organizaciones comiencen, especialmente en respuesta a los desafíos de salud y seguridad durante la pandemia.
“La idea era que las organizaciones lograran la calificación de salud y seguridad WELL como un comienzo, dieran la bienvenida a las personas con confianza y luego trabajarán en otras estrategias relacionadas con el diseño para obtener la certificación WELL”, detalla.
Hodgdon considera que la adopción de esta certificación en México crece a pasos acelerados, dado que a partir de octubre el portafolio en proceso le permite convertirse en el octavo mercado más grande para su adopción después de Estados Unidos, China, Canadá, Australia e India. El estándar de certificación WELL ha sido desde sus inicios la insignia que hoy mide 10 áreas de impacto con más de 100 requisitos, parámetro detonado a partir de la pandemia.
Oficinas WELL para el regreso
Entre las edificaciones que se integraron a estas tendencias figura el Corporativo Neuchâtel Polanco, integrado al cuadrante que incluye distintos usos como vivienda, área comercial y un espacio público que integra la primera pieza de arte con inteligencia artificial en América Latina.
El corporativo es un edificio de oficinas con certificación WELL desplantado en 19 pisos de espacios corporativos clase A, que integró en su diseño plantas de dos mil 200m2 a través de componentes que dejan disponibles un promedio de 40 mil m2, además de controladores de aire personalizado y un lobby planeado con base en parámetros de hospitalidad.
“LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) se ha vuelto un commodity en el mercado y lo que estábamos buscando con este proyecto era traer a México el siguiente nivel de sofisticación y certificación”, dice Rodrigo Peredo, director de Hines en México.
Luego de que cofundar el WELL Lab con la Clínica Mayo hacia 2017, la intención de la firma co-owner junto con Invahoé Cambridge del inmueble corporativo, ha sido mejorar la experiencia del usuario y de los tenants, por tanto este proyecto se diseñó con parámetros integrados a los estándares de dicha certificación.
Entre los diferenciadores se incluyen un área de 1,400m2 destinados al uso para inquilinos de oficinas flexibles, que representó la operación de la primera sede en México de The Square, una plataforma que opera en Houston, Texas y Salt Lake City.