El avance tecnológico detonado por la pandemia abrió horizontes a una nueva era en el real estate. A 3 años de esta etapa, el negocio de la inversión y la tecnología cobraron dinamismo con parámetros distintos en la operación. En especial ante paradigmas y disruptores como el home office, el bono millennial, los nómadas digitales, el blockchain y la disrupción en las cadenas de suministro.

De acuerdo con una previsión de Ernst & Young la pandemia ha sido un catalizador en la irrupción de la tecnología en América Latina, en especial en la adopción de plataformas colaborativas, big data, e-commerce y sistemas CRM en negocios como las telecomunicaciones, los bancos y el turismo.

No obstante, la ola de emprendimiento detonó el proptech ante el rezago tecnológico, la demanda creciente de vivienda, la urbanización demográfica, la sofisticación del emprendimiento y la confianza en la inversión.Esto representó un crecimiento de las startups de 300 en 2019 a más de 1,300. Y de este universo, México generó 140 entre las cuales el sector inmobiliario atrajo distintas iniciativas.

De acuerdo con cifras de Proptech Latam, México ocupa la primera posición en la expansión del mercado hispano con una tasa de 87.5%. Sin embargo, las startups en la región con mayor participación en recursos levantados son Loft, Quinto Andar, Flat, LaHaus y Neivor.

Con todo, dice Juan Huicochea Mason, Wang Fellow del Center for Real Estate en el MIT, este negocio que ha encontrado en el sector inmobiliario cabida enfrenta retos.Entre ellos los macroeconómicos, la falta de interés en la digitalización, capital para desarrollo y la falta de vivienda asequible, así como la poca penetración financiera y restricciones legales.

“Con 650 millones de habitantes, América Latina registró en el último trimestre de 2022, más de 50 unicornios”, detalla en el estudio Proptech en Latinoamérica, panorama post- Covid.

En contraparte, Rodrigo Murillo, CEO de KiRE asegura que el momento actual es inmejorable.

“Existe un mito de comprar inmuebles en copropiedad, pero entre las nuevas generaciones como los millennial la apertura para acceder a formas distintas de inversión están alentando nuevos modelos”, explica el también Co Founder, una plataforma de inversión fraccional de departamentos.

Entorno y detonadores

Ante una percepción de incertidumbre y cautela, el mercado inmobiliario enfrenta un escenario ambivalente, de acuerdo con el estudio Perspectivas 2023 para el mercado inmobiliario en México, elaborado por Tinsa y que incluye previsiones en vivienda, corporativo y el sector tecnológico.

“Tener un prospectador ya no es un diferenciador en el mercado y las herramientas digitales casi duplican las citas en el mismo tiempo, con una conversión de hasta 18%”, dice en una reflexión del mismo documento sobre la digitalización de las ventas, Poncho Aguilar, CEO de Perfilan.El estudio también incluye encuestas con tomadores de decisión e inversionistas, revela que 6 de cada 10 encuestados reconoce la mejoría en la actividad durante 2022, a pesar del daño que han causado las políticas públicas, el aumento en las tasas de interés, el efecto económico de la pandemia y los efectos económicos de la pandemia.

Sin embargo, revela que el año que inicia es un período de contrastes. Por un lado, está el importante crecimiento industrial a partir de las opciones que abre el nearshoring y el comercio exterior, pero en el otro extremo pesa la amenaza que representa el alza en tasas de interés en el mundo, así como el continuo crecimiento de la inflación en Estados Unidos con un impacto previsible en los niveles de remesas. Sólo la inflación en la construcción local representó una desaceleración en el ritmo de crecimiento equivalente a los primeros meses del año, donde alcanzó su nivel más alto en mayo de 2022, con un índice de 14.8% en la construcción residencial y un nivel anual de 10.13%.

En el ámbito de la vivienda, el contraste se refleja en el reto principal del equilibrio en los valores de las propiedades, dado que la inflación y el aumento en las tasas de interés han mermado el poder adquisitivo del comprador.