En 2012, dos adolescentes fueron declarados culpables de robar un amuleto virtual de otro jugador en un videojuego llamado Runescape. El caso llegó hasta la Suprema Corte de los Países Bajos; con la condena, se creó precedente de que el amuleto virtual tenía un valor real por el tiempo y esfuerzo invertido en obtenerlo.
En la mayoría de los países, los delitos virtuales como acoso en el metaverso, robo de NFTs o activos digitales no están regulados. Es muy frecuente leer sobre fraudes y robos de llaves de NFTs y otros activos digitales.
Una de las grandes cualidades del blockchain y las criptomonedas es que, al estar descentralizadas y no reguladas por leyes locales, le dan a su poseedor protección contra inflación, dictaduras o embargos de gobiernos. Sin embargo, esta cualidad, es también un gran riesgo para quienes no tienen el nivel de sofisticación técnica para guardar sus llaves en dispositivos fríos o desconectados.
El robo de activos fáciles de valuar como NFTs, donde se paga con dinero regulado como dólares o euros, también llamados “fiat”, serán los primeros en ser contemplados por la ley.
Pero, delitos como daño a un avatar, acoso o hacer sentir a alguien inseguro, es más complicado.
En la actualidad la mayoría de las figuras públicas sufren de comentarios ofensivos y mensajes agresivos en redes sociales. El anonimato de las redes es muy atractivo para cobardes que buscan lastimar a otras personas.
Después de algunos incidentes con empleados, la compañía Meta (antes Facebook) les informó que la misma conducta esperada en la oficina aplica en el metaverso.
Es fácil hacerlo con empleados de la compañía.
Pero una vez que el metaverso llegue a masa crítica, la experiencia se vuelva cercana a la realidad y generemos un apego con nuestros avatars, los daños psicológicos y económicos en la realidad, causados por delitos virtuales, serán más constantes.
En los mundos virtuales existen personas llamadas “griefers” que se dedican a acosar y lastimar a otros jugadores.
Matar a un avatar no es tan grave como matar a una persona, pero estoy seguro que las futuras generaciones que van a crecer en el metaverso, sufrirán su impacto.
En la mayoría de los casos, la tecnología avanza mas rápido que las leyes, se crean vacíos jurídicos que abren la puerta a abusos hasta que estos son regulados.
Todo indica que los gobiernos deberían considerar que, si las compañías de tecnología más grandes del mundo están apostando todo al metaverso y realidad virtual, el futuro está más cerca de lo que imaginan y necesitan sumar a su agenda las acciones necesarias para proteger a sus ciudadanos.
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Hasta la semana entrante, Manuel.