El locus de control es el grado en el cual las personas perciben que ellos, más allá de factores externos, tienen el control sobre los resultados de los eventos en su vida. Las personas con un locus de control interno son más exitosas, felices y hasta viven más ¿Por qué este es el caso?
El locus (del latin lugar), puede ser externo (en el cual la persona tiene la creencia que no tiene control sobre los resultados, que se dan con base en la suerte o el azar) o interno (cuando se cree que se tiene control sobre las decisiones y los resultados en la vida).
Existen estudios que demuestran que las personas con locus de control interno son más felices, más motivadas, permanecen más tiempo casados, tienen más satisfacción en sus vidas.
Los Marines estadounidenses son diferentes a otras organizaciones militares del mismo país como los del Ejército (US Army) o el US Navy ya que son los primeros en llegar a la batalla y los últimos en retirarse. Pueden encontrarse apoyando a otra organización o tomar el control cuando lo consideran necesario. Lideran las misiones. Necesitan tomar decisiones en el momento, aun sin tener órdenes directas de sus superiores.
El equipo encargado de entrenar nuevos Marines, descubrió que los más exitosos tienen locus interno de control. Se responsabilizan ellos mismos de los resultados, buenos o malos. Con este descubrimiento comenzaron a diseñar el entrenamiento para desarrollar esta creencia.
Tratan de crear una predisposición a la acción. Enseñan que el liderazgo se aprende, que es resultado del esfuerzo. Nunca felicitan a un atleta por correr rápido. O al más grande por cargar mucho peso, esas son habilidades fuera de su control.
Durante el entrenamiento diseñan escenarios con este objetivo, por ejemplo, los mandan a misiones en las cuales deben organizarse y seguir al líder. Pero los equipan con máscaras de gas que hace imposible comunicarse o escuchar instrucciones. Deben tomar decisiones, romper las reglas, porque no existe otra manera de obtener el resultado solicitado.
Cuando comienza el entrenamiento, los ponen a limpiar la cocina; preguntas como dónde poner productos o si tirar o refrigerar las sobras, no son contestadas. A los pocos minutos comienzan a tomar decisiones, algunas buenas, algunas malas. Luego felicitan al más tímido por haber tomado una decisión tan mundana como colocar el ketchup en el lugar que era evidentemente correcto. El punto es que sientan que están en control y entender que el esfuerzo, más allá de sus habilidades innatas, es valorado.
Cuando un niño obtiene una buena calificación en un examen, debemos felicitarlos por trabajar duro. Si los felicitamos por ser inteligentes, reforzamos la creencia de que los resultados vienen del exterior. Deben entender que sus acciones controlan sus vidas.
En un asilo para personas de la tercera edad, descubrieron que los residentes con un locus de control interno, buscaban controlar sus vidas, y se revelaban contra las reglas. Por ejemplo mezclaban la comida en sus platos para formar platillos diferentes, creados por ellos mismos, y trataban de rediseñar sus cuartos, intercambiaban muebles, movían cosas. Estos residentes vivían más tiempo y eran más felices. Es la diferencia entre tomar las riendas de tu vida y tu medio ambiente, a sólo sentarse y esperar a que llegue la muerte.
El entender que las cosas pasan y lo único que está en tu control es cómo reaccionas a ello. Tomar acción es la cura a las preocupaciones. La gente te puede atacar o tratar de lastimar, pero está en ti el ser afectado. Muchas cosas no están en tu control, pero tu mente y tus reacciones sí que lo están.
Hasta la próxima semana.