En opinión del expresidente Donald Trump, un dólar fuerte está golpeando a los fabricantes estadounidenses. Para la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, la cosa no es tan sencilla.
Yellen, que siempre se ha adherido al compromiso de larga data del Grupo de los Siete de establecer tipos de cambio en función del mercado, dijo en una entrevista la semana pasada que un dólar estadounidense fuerte debe considerarse en un contexto más amplio al evaluar su impacto. También restó importancia al papel del comercio internacional en el debilitamiento de los empleos en las fábricas estadounidenses.
“Un dólar muy fuerte puede desalentar las exportaciones y contribuir a las importaciones”, dijo Yellen en una entrevista con Bloomberg News. “Pero hay mucho más en juego. Y creo que hay que preguntarse por qué el dólar está fuerte”.
Luego de una serie de reuniones con jefes financieros mundiales en Río de Janeiro, Yellen reflexionó en la entrevista del viernes sobre lo que se ha convertido en un tema candente en el período previo a las elecciones presidenciales de noviembre, mientras los republicanos se quejan de un dólar fuerte.
La jefa del Tesoro indicó que la legislación promulgada por el presidente Joe Biden, denominada Bidenomics, para impulsar la infraestructura, los semiconductores y la energía limpia y vehículos eléctricos (a través de la Ley de Reducción de la Inflación) ha ofrecido un apoyo compensatorio a la manufactura.
“Tenemos una economía muy fuerte. El gasto de consumo y el gasto de inversión son robustos. Los programas que hemos puesto en marcha (el IRA, la infraestructura y el resto) están creando muchos puestos de trabajo en el sector manufacturero”, afirmó.
La fortaleza económica de Estados Unidos, a su vez, ha atraído capital extranjero y elevado el valor del dólar, expresó Yellen la semana pasada. Las medidas adoptadas por la Reserva Federal para contener la inflación han dejado las tasas de interés más altas que en otros países, lo que también ha contribuido a la presión alcista. “Creemos que así es como debería funcionar el sistema”, dijo en una conferencia de prensa el jueves.
Trump, por el contrario, aseguró a Bloomberg Businessweek en una entrevista que “tenemos un gran problema monetario” y que “nadie quiere comprar nuestro producto porque es demasiado caro”.
El candidato presidencial republicano para 2024 también ha revivido sus afirmaciones de que algunos de los principales socios comerciales de Estados Unidos han conspirado para mantener sus monedas baratas frente al dólar, lo que les da una ventaja injusta. Su compañero de fórmula, el senador de Ohio JD Vance, ha sugerido que debilitar la moneda estadounidense daría un impulso a los fabricantes estadounidenses.
La producción industrial estadounidense, de la que tres cuartas partes son manufacturas, subió el mes pasado al nivel más alto desde 2018, coronando un trimestre en el que Estados Unidos registró un repunte inesperado del crecimiento económico. La inversión empresarial aumentó al ritmo más rápido en casi un año, liderada por el avance más fuerte en equipos desde principios de 2022.
Yellen comentó que si bien los empleos en las fábricas estadounidenses han disminuido de manera constante a lo largo de las décadas, la proporción de la industria manufacturera en el PIB se ha mantenido relativamente estable. Las pérdidas de empleo se han debido más a las ganancias de productividad que al comercio, dijo.
Dirigentes chinos amenazan con centrarse en la alta tecnología
Al mismo tiempo, la jefa del Tesoro ha expresado reiteradamente su preocupación por la amenaza que suponen para la industria manufacturera estadounidense los subsidios a gran escala que otorga el gobierno chino a sus productores. En la entrevista, sugirió su decepción con la reunión de planificación de política económica que los líderes chinos celebraron dos veces por década a principios de este mes, en la que Beijing dejó en claro que seguirá dando prioridad a la fabricación de alta tecnología, incluso si eso significa enfrentarse a críticas internacionales.
“No vi nada que apuntara a abordar los desequilibrios estructurales ni a impulsar el gasto de los consumidores”, expuso Yellen. “No vi nada que apuntara a impulsar el gasto en servicios y se siguió haciendo mucho hincapié en la fabricación de alta tecnología avanzada”.
Una semana antes del informe de empleo estadounidense de julio, Yellen señaló que el mercado laboral en general luce bien.
“Lo describiría como un mercado laboral fuerte, sólido, no sobrecalentado, que opera cerca de la tasa natural”, declaró, refiriéndose al nivel por encima del cual el empleo estimula la inflación.
Yellen dijo que cree que, a medida que la Reserva Federal acerca lentamente la inflación a su objetivo del 2 por ciento, los riesgos para la inflación y el empleo ahora se han equilibrado.