El repentino término del repunte del peso mexicano es una razón más para que los operadores lo compren.
Si bien la moneda se desplomó 3.8 por ciento la semana pasada, poniendo fin a su peor lapso desde la elección del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en noviembre de 2016, los alcistas del peso tienen varias señales que apuntan a su favor: la divisa está mucho más barata, el carry es atractivo y una serie de indicadores técnicos sugieren que los inversionistas no han entrado en pánico.
Esos factores quedaron en evidencia el lunes cuando el peso registró su mayor alza en seis meses, con lo que se unió a un repunte en activos que se han desplomado en medio de las preocupaciones por la propagación del coronavirus. El martes, volvía a caer.
La semana pasada fue horrible. El lunes, la moneda traspasó su promedio móvil de 100 días y, dos días después, hizo lo mismo con el indicador de 200 días.
Los inversionistas recortaron posiciones largas por cuarta semana consecutiva, una rápida reversión después de que las apuestas alcistas se dispararan a un máximo histórico en enero, según muestran datos de CFTC.
Y es demasiado pronto para decir cuánto podría empeorar el virus: México reportó sus primeros casos el viernes y la cifra aumentó a cinco el domingo.
Trump señaló el fin de semana que Estados Unidos está evaluando más controles en su frontera sur, y Citigroup advirtió a los clientes que no compren el peso cuando está en caída.
Sin embargo, una serie de barómetros indican que esta vez las consecuencias pueden ser menos complicadas que en el pasado.
La tasa de interés implícita a un mes del peso, de aproximadamente 7.1 por ciento, es la quinta más alta entre 23 pares de países en desarrollo que monitorea Bloomberg.
Además, su reversión del riesgo a un mes, indicador de la presión de depreciación, avanzó a su nivel más alto desde noviembre de 2018. En aquel entonces, el peso avanzó 3.7 por ciento el mes siguiente, superando a todos sus pares de los mercados emergentes.
La Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE) de México descuenta más de 100 puntos básicos de recortes de tasas para el resto de 2020, señal de que los inversionistas no esperan una caída brusca que doblegue al Banco Central. Y si bien la volatilidad implícita del peso a un mes ha aumentado, permanece por debajo de los máximos registrados en 2016, 2017 y 2018.
El mercado de opciones también augura un panorama más optimista. Aunque los operadores han elevado las apuestas de las volatilidades implícitas en pesos en todos los plazos, se muestran menos pesimistas hacia los de mayor plazo. El spread entre los contratos a un año y a un mes es el más bajo desde junio de 2018.
En otra señal positiva, la caída de la semana pasada hizo que el peso retrocediera a un nivel de soporte que se mantuvo durante las liquidaciones tras la victoria electoral de Trump en 2016, el comienzo de su guerra comercial con China en 2018 y una breve amenaza arancelaria sobre los productos mexicanos en 2019.
El patrón de triángulo simétrico, que refleja el equilibrio entre alcistas y bajistas, indica que el próximo gran movimiento de la divisa podría ser un repunte frente al dólar.
Los inversionistas deberían esperar un repunte después de "un sobreimpulso típicamente de corta duración", escribieron la semana pasada analistas de BBVA en una nota a sus clientes.
En tanto, estrategas de JPMorgan encabezados por Saad Siddiqui mantuvieron el viernes su recomendación de sobreponderación, diciendo que el peso está mejor posicionado para avanzar que muchos pares regionales.
*NOTA: George Lei es un estratega de divisas que escribe para Bloomberg. Sus observaciones son propias y no pretenden ser un consejo de inversión.
Con la colaboración de Justin Villamil