La probabilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos suba su tasa de referencia en la próxima reunión del 15 de junio cayó hasta 8.0 por ciento al cierre de la semana pasada, de acuerdo con información de Bloomberg.
Las apuestas ahora apuntan a que será hasta diciembre cuando la Fed pueda volver a incrementar el costo del dinero. La razón es que los datos económicos reportados en las últimas dos semanas confirman lo que el banco central apuntó en las minutas de su penúltima junta, respecto a una pérdida de fuerza en la economía norteamericana.
Aquí hay cinco gráficas que sustentan la expectativa del mercado de que el banco central no subirá su tasa en junio.
En su último comunicado, la Fed señaló un cambio en su balance de riesgos, en donde apuntaba una pérdida de dinamismo en la economía, acompañada de un fortalecimiento del mercado laboral. Las cifras reportadas el pasado viernes resultaron contrarias. El número de plazas generadas en el sector no agrícola fue de solamente 160 mil en abril de este año, por debajo de las 200 mil esperadas.
La variación anualizada del PIB de Estados Unidos al primer trimestre también fue menor a lo estimado, al ubicarse en 0.5 por ciento en el primer trimestre del 2016, por abajo de lo esperado de 0.7 por ciento, con lo que se confirma que la economía norteamericana cayó en un "bache". A pesar de la posibilidad de una moderada recuperación, su velocidad quizá no será suficiente para tener un mejor comportamiento que el observado en el 2015.
Las ventas minoristas, que son termómetro del consumo en Estados Unidos, han mostrado una fuerte volatilidad, aunque con sesgo a la baja. Esta evolución marca un debilitamiento de la demanda que podría extenderse al sector servicios, el cual ha sustentado, hasta ahora, a la recuperación de la economía. El viernes, la oficina de Censos divulgará la cifra correspondiente a abril, de la cual se espera un repunte de 0.8 por ciento.
La actividad manufacturera se ha frenado y está muy cerca de los 50 puntos, un nivel que separa a la expansión de la contracción. Este sector es uno de los más ligados a la actividad exportadora de México, por lo que un freno podría tener un efecto negativo para la economía mexicana, la cual necesita en este momento de incentivos para equilibrar la caída entrada de dólares por las bajas ventas de petróleo.
La caída observada en el índice de confianza del consumidor estadounidense muestra que la demanda puede continuar deprimida. Las personas y la empresas no ven condiciones favorables en la situación actual y futura de la economía. En el mundo surgen más dudas en torno a la pérdida de efectividad de las políticas de los bancos centrales para impulsar el crecimiento económico, situación que volvió a recordar el Banco de México en su junta de la semana pasada.