El peso mexicano tuvo en mayo una historia distinta a la registrada en los primeros meses de este año, pues rompió la correlación que mantenía con el precio del petróleo.
El dólar cerró mayo en 18.4695 unidades a la venta en el mercado de mayoreo, lo que implicó para el peso una depreciación acumulada en el mes de 7.24 por ciento, la mayor en cuatro años, de acuerdo con cifras del Banco del México (Banxico). En ventanilla bancaria, el dólar se ubicó en 18.75 pesos.
En contraste, en el mismo periodo, los precios del petróleo WTI y Brent subieron 4.62 por ciento en promedio.
El desempeñó negativo estuvo ahora determinado por dos factores fuertemente interrelacionados. El primero fue el precio del dólar en el mercado internacional y el segundo fue el creciente temor de un nuevo incremento en el costo del dinero por parte de la Reserva Federal (Fed).
El índice que mide el comportamiento del dólar frente a una canasta de seis divisas experimentó un aumento de 2.95 por ciento en mayo, su mayor avance desde noviembre de 2015.
En tanto, en las minutas de la Fed publicadas el 18 de mayo se volvió a poner en la mesa de discusión la posibilidad de un aumento en el costo del dinero, incluso para la próxima reunión del instituto central, programada para el 14 y 15 de junio.
En combinación, dichos factores hicieron que el peso mexicano se desligara en el mes de referencia de un comportamiento positivo reportado en los precios del petróleo.
En el plano internacional, se observó una caída prácticamente generalizada de las monedas pertenecientes a naciones emergentes.
El peso mexicano se subió al podio de las monedas perdedoras, al ocupar el tercer lugar entre las de peor comportamiento en mayo de este año.
El primero y el segundo puesto correspondieron a las monedas de Sudáfrica y Colombia al acumular caídas de 9.42 y 7.79 por ciento, respectivamente.
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