Todos en la vida tenemos una persona o personas a las que consideramos un ejemplo a seguir, ya que a nuestro parecer su manera de actuar es positiva y en cierta manera queremos replicar tal conducta con aras de ser mejores seres humanos.
En este sentido, podemos usar a nuestro controversial vecino del norte, los Estados Unidos de América, y para ser más precisos, a su gente, como un ejemplo en ciertos hábitos y conductas positivas. Hoy por hoy tal país es la economía más desarrollada del mundo y si lo comparamos con nuestro país, es claro que los números lo posicionan como un ejemplo.
De acuerdo con las últimas cifras oficialmente publicadas, el valor del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos al cierre del 2016 fue de aproximadamente 18 billones 624 mil millones de dólares, lo cual representa el 30 por ciento del PIB mundial. Ahora bien, el PIB nacional en ese mismo periodo finalizó con un valor aproximado de un billón 46 mil millones de dólares, es decir, la economía estadounidense es 16.8 veces mayor que la nuestra.
Como mencionaba, seguramente detrás de estos números hay hábitos positivos a seguir en materia de finanzas y, para identificarlos, es importante conocer el balance general de sus activos o inversiones.
Un estadounidense distribuye sus activos de manera muy distinta a la de un mexicano y esta misma distribución le permite generar mayor riqueza. De acuerdo con el Bureau of Economic Analysis un norteamericano destina el 41 por ciento del total de sus activos a activos financieros, tales como fondos de inversión, bonos y acciones, entre otros instrumentos financieros, los cuales le generan rendimientos.
Ahora bien, ¿qué hace un mexicano con sus activos? A diferencia del americano, el mexicano destina su mayor proporción de activos, el 46 por ciento, al efectivo. Sí, leíste bien, preferimos tener el dinero en efectivo, que ponerlo a trabajar. Estamos dejando de generar más riqueza por no invertir este efectivo y, peor aún, estamos perdiendo dinero conforme pasa el tiempo y la inflación hace lo propio contra nuestro efectivo.
Si le damos la vuelta a este hábito y comenzamos a invertir el efectivo mencionado en instrumentos financieros regulados, no sólo nuestros activos dejarán de depreciarse, nos generan mayor riqueza y con ello una mejor calidad de vida.